sábado, 27 de febrero de 2010

Otra historia de taxi

- Hola, ¿español?
- Si, efectivamente (parece que hasta sin abrir la bocaza se me nota!)
- Ah y… le gusta Guadalajara?
- Si, para un español es fácil adaptarse a México..ya sabes cultura similar, la misma lengua (=respuesta estándar)
- Ah..y las tapatías que tal? (=pregunta estándar)
- Bien, me hacen sufrir mucho… (=respuesta habitual ligeramente tuneada)
- No me hables de sufrimiento, no me hables….
- (no, si no era mi intención)
- …porque mira…mi novia, tiene 10 años más que yo
- (bueno hombre, eso no tiene porqué ser un problema)
- …yo tengo 23 y además ella tiene dos hijos.
- (bien, viéndolo asi….)
- Y ya son mayores! Tienen 15 y 16 años… y no hacen nada. Ni estudian, ni trabajan…así que me salí de la casa porque yo puedo chiquear a mi novia, pero no a esos dos parásitos!
- (si, tienes toda la razón)
- Pues, por ese motivo , me salí de la casa…y ahora estoy con ella como novios...porque, cuando la dejé se puso pechos, se quitó la panza y se subió el trasero…
- (ja, ja, ja..)
- …después de operarse, le dijo a un amigo que la mirara y que me dijera lo que me estaba perdiendo. Mira, mira…
- (me enseña una foto de ella en el móvil). Descripción de la foto: dos pechos tensando una camiseta de las chivas de Guadalajara y detrás de ellos una mujer borrosa.
- Hombre, no le veo la cara…pero desde luego, se gastó bien el dinero de la operación!
- Ja, ja, ja…si amigo. Es que me dijo que se operaba porque no quería verse vieja y que me fuera con otra. Fue metiendo parte del dinero que le daba en una cuenta de ahorro, donde, cuando tienes una cantidad determinada te dan 3 veces más enforma de crédito y con eso se operó…. Treinta y ocho mil pesos!
- No se mucho de operaciones pero…no es caro, no?
- No! Muy barato, es que su cuñado es cirujano plástico y no cobró su parte.
- Claro, claro..
- Al principio, nos iba mal…porque cuando empezamos a estar juntos, ella decía que yo ya no podía ir a ver a las Chivas, ni jugar futbol porque yo ya era un señor casado…
- Ah, te casaste con ella?
- Si, por lo civil.
- Bien, bien..
- Por aquella época yo tenía 19 años…¿un señor yo? No podía ir a ver a mi mamá solo. Decía que tenía que llevarla conmigo porque estábamos casados y ella tenía que ir donde yo fuera… ahora ya lo entiende mejor. Lo ha pasado mal. Su mamá se la "regaló" a su abuelita. Y el marido de su abuelita (en mi pueblo, normalmente ese es el abuelo...pero me temo que en este caso no era así) un día la echó de casa. Ella estaba llorando cerca de la puerta y la recogió un vecino que pasó en moto. Ella tenía 15 años. Le ofreció un lugar para vivir…pero una de las primeras noches de estar con él, el tipo llegó borracho y la violó. De ahí nació el primer hijo. Después la siguió violando y pegando. Total, que por mucho que hizo, no pudo evitar tener el segundo hijo.
- (pobrecilla, no?)
- Si, su mamá no la quiere. Yo al principio no la creía…¿cómo no va a quererte tu propia madre? Me contó que una vez llegó toda ensangrentada a casa de su madre, porque el padre de sus hijos la había pegado…a las pocas horas, el agresor vino a buscarla….su madre se la entregó de nuevo. “Es tu esposo y tienes que irte con él” – le dijo mientras le abría la puerta.
- Vaya vida!
- Si, por eso dice que soy la única persona que la quiere. La única con la que se siente segura. Ahora ya la llevo mejor con sus hijos. Bueno, con su hija la menor. Porque el mayor es drogadicto. Lo tuvo que correr de la casa. Un día llegaron y lo vieron en el sofá tumbado con estopa empapada en aguarrás en una mano y completamente drogado. Ella me llamó y yo lo saqué de casa. Se lo llevamos a su padre y ella le dijo: “Aquí tienes a tu hijo. Se droga. A mi no me hace caso. No me comprende”
- (podrías escribir un libro!)
- Ahora todo está mejor…nos divorciamos y estamos como novios. Cuando acabo mis cosas o ella acaba las suyas, nos llamamos…y vamos a comer, o vamos al cine…queremos tener hijos pero, debido a las palizas que le han dado tiene el útero…umm…como desprendido y para tener hijos tiene que someterse a un tratamiento que cuesta mucha lana…así que…no sé si podremos.

viernes, 19 de febrero de 2010

ELLA

Si! Allí estaba. Imponente; con su larga melena negra, su estilizada osamenta de mujer de selecta estirpe. Sus movimientos seguros, sus ojos oscuros en número de dos y sus labios carnosos y turgentes. Sus manos culminadas en deditos largos y finos discretamente adornados por un par de anillos con el brillo suficiente para intuirse; con la clase necesaria para no restarle protagonismo a su portadora…con ese par de kilométricas piernas que llegaban hasta el suelo y esa forma de moverse mimando a las masas de aire que la circundaban.

Al otro lado del antro, ese guerrero del amor destilando babilla ante aquella delicada estampa. Con menos posibilidades de éxito que San Marino disputando una final balompédica a Brasil, pero con el suficiente arrojo (hijo a la limón de la ignorancia y de la inconsciencia) como para atreverse a emprender la hazaña de conquistar aquella joya que latía bajo el “wonderbrá” de ella. Había librado múltiples combates en campos de batalla como aquellos pero era sabedor de que jamás había intentado una plaza de similares características. Tan codiciada, tan acostumbrada a repeler ataques de cuerpos musculosos, cultivados, cuidados con esmero en largas sesiones de gimnasio en repetitivas luchas seriadas contra la gravedad.

El aire entre ellos era denso pero el brillo de sus ojos le sirvió de guía. Él se dirigió hipnotizado hacia aquella luz cegadora, onírica, melancólica, bucólica…tirando a alcohólica…Mientras caminaba elevó las solapas de su cazadora de piel de escroto de toro bravo para situarse en posición de ataque y afiló sus colmillos:

- ¿Bailas guapa?

Ella lo miró de arriba abajo y se dio la vuelta.

- Demasiado fina! – rumió él en sus adentros mientras se dirigía a la barra a pedir otro “cubata”.

P.D. Qué bonita canción, no?

viernes, 12 de febrero de 2010

Colores

El color favorito de Dominguín era el verde moco. Siempre exhibía dos velas perpetuas colgando como las cataratas del Niágara de sus fosas nasales. De vez en cuando pasaba su lengua por el labio superior y libaba con placer el néctar de su resfriado.
- Señorita! Dominguín se está comiendo los mocos! – repetíamos a gritos cada vez que aquel bizarro evento gastronómico se producía.
El color favorito de la señorita, sin embargo, era el blanco. El mismo blanco que el del pañuelo con el que acudía a cosechar de las narices de Dominguín el viscoso y salado elixir del acatarrado. También era blanco (casi siempre) el color del sostén que al agacharse a realizar la labor humanitaria con nuestro compañerito vislumbrábamos bajo su bata azul de maestra de preescolar.
El azul es mi color. Si, azul… pero no el azul pálido de la ropa de los bebés, ni azul plomizo del Cantábrico enfadado. Es más bien ese azul brillante, azul profundo como el cielo de las tardes de primavera en las que volvía a casa impaciente para merendar pan con nata y azúcar. Al entrar escuchaba el traqueteo de la máquina de coser en la que mi madre se pasaba interminables horas reparando desaguisados en nuestras ropas. El mueble en el que la máquina de coser se anclaba y guardaba era marrón oscuro como los huevos de gusano de seda que criábamos en cajas de zapatos. De repente, un día, de aquellos huevos que tapizaban los papeles con los que recubríamos las cajas, salían larvas negras de cabeza grande y apetito voraz. Entonces teníamos que salir a recoger hojas de morera para alimentarlos. Los gusanos comían las hojas por los extremos hasta dejar solamente sus nervios y casi podías verlos crecer; ir observando cómo se hinchaban sus cuerpos segmentados; como se volvían blancos y suaves hasta alcanzar un turgente y merengado esplendor hasta que un día acababan por atrincherarse en una esquina y comenzaban a tejer en torno a si mismos su sedoso ataúd de paredes amarillas. Siempre pensé que si la gente creía que la seda era suave seguramente fuera porque nunca habían acariciado a uno de esos gusanos.
Días después, grandes mariposas blancas salían de los capullos. Mariposas que volvían a tapizar los papeles con los que cubríamos las cajas con huevos y el ciclo volvía a comenzar. En los rincones quedaba la seda amarilla desaprovechada para la industria. El amarillo se volvía cada vez más ocre y seco como la piel de las patas de los pollos de corral.
Ese amarillo ocre, el color a nuez moscada, seguramente fuera el color favorito de Marín, nuestro profesor de anatomía patológica que destrozaba cadáveres animales todos los días a la hora de la comida en la sala de necropsias. El hígado de algunos animales se pone de ese color debido a determinados procesos patológicos. Uno de los recuerdos que tengo de Marín es verlo con un trozo de hígado en una de sus manos y un cuchillo ensangrentado en la otra, girar en torno al animal muerto de turno como un torero brindando su faena al respetable y explicar el caso del día ante la impresionada audiencia. Marín siempre vestía un jersey de lana roja, impropio de su posición social. Rojo como las branquias de las bogas que solían agruparse en el lecho del río Órbigo en época reproductiva, como las crestas de las gallinas en el gallinero de mi abuela. Cuando una gallina dejaba de poner huevos se decía que estaba “guarona” y se la encerraba en una cesta de mimbre sin comer varios días en el corral para provocarle el reinicio del ciclo reproductivo. El hambre y la oscuridad provocan esas cosas pero en aquella época yo no lo sabía.
Saltando de color en color podemos ir recorriendo etapas de nuestras vidas. Evocar lugares y personas que formaron o forman parte de ellas. ¿Algo que recordar?

martes, 2 de febrero de 2010

Soledad

“Escuché en la radio que hoy en Astorga apareció un hombre colgado, ¿lo conocías?

Si, Emilio, el de el taller de neumaticos. Desde que murió su mujer no levantó cabeza…la soledad, que es muy cabrona – sentenció Adolfo. “

Aún era de noche. Mientras llegábamos a aquel pueblecito en las faldas del Teleno y justo antes de echar una cabezadita en el coche me esforcé por pensar en lo que le pudo pasar por la mente a aquel hombre que amaneció pendiendo de un varal, inerme como un salchichón. En ocasiones, crees que entiendes algunas cosas de la vida simplemente porque estas parecen lógicas. A menudo, tiempo después, por experiencias que sufres, no solamente las entiendes sino que además llegas a comprenderlas, cosa que desde luego, es algo muy distinto. Este proceso es parte fundamental del hecho de hacerse mayor.
Me dormí entonces hasta que los ladridos de los mastines de la majada me despertaron al llegar a nuestro destino.


Los rumiantes carecen de incisivos superiores. El conocimiento de esta particularidad anatómica es utilizado a menudo por los ganaderos para reirse de los veterinarios novatos que no fueron a clase el día en que se explicaba la dentición de los animales domésticos. Aquel día al llegar a nuestro destino tuve el dudoso honor de comprobar en más de doscientos ejemplares que, efectivamente, el maxilar de las ovejas cumplía con la regla general. Nos tocó desparasitar a un rebaño completo de merinas. Los propietarios de los animales eran dos hermanos. Uno de ellos fino y fibroso, ágil y extrovertido. El otro, su antítesis; un niño grande, pesado, contundente, con una espesa barba y expresión bonachona. Una por una, las ovejas fueron pasando por nuestras manos. Yo las sujetaba por el cuello y les abría la boca mientras Adolfo les administraba su dosis de antiparasitario armado con una mochila y una pistola en plan “Ghogtsbuster”.
Cuando terminamos el trabajo, nos invitaron a entrar a la casa. La cocina era modesta, propia de una vivienda de campo en la montaña. Los dos hermanos vivían con su madre ya entrada en años. Nos ofrecieron jamón, queso y vino. No recuerdo muy bien cuál fue la razón, pero en un momento determinado nos quedamos a solas con el hermano grandullón. Tampoco sé por qué comenzamos a hablar de lo que terminamos hablando pero aquel ser inabarcable tupido de pelo que nos miraba desde el otro lado de la mesa empezó sin que nosotros lo pidiéramos a confesarse ante nosotros:
“…hay dias que amanece y yo no quiero levantarme. No sé que me pasa. Sólo quiero quedarme en la cama. No quiero sacar a las ovejas, ni comer,ni beber, ni ver la tele…. No tengo fuerza. Mi madre me llama vago y mi hermano ha llegado a pegarme…pero no puedo moverme y no lo haría aunque me molieran a palos...además, siento que los merezco…no lo entiendo pero no puedo…esos días quiero que todo acabe”
En aquel momento, aquel hombretón hecho y derecho empezó a llorar. Adolfo y yo no supimos muy bien qué hacer y tampoco se lo que le dijimos en aquel momento. A los pocos minutos, entró su hermano en la cocina y el grandullón disimuló sus sentimientos. Estoy seguro de que no fue capaz de hacerlo con la suficiente eficacia como para que el vivales no se diera cuenta pero, independientemente de eso, en aquellos momentos, lo mejor era dejar pasar las cosas. También creo que aquella situación en la que uno de ellos simulaba no percatarse de lo que al otro le pasaba para no tener que hablar de ello ya era algo conocido y repetido para ambos.
De vuelta en el coche no intercambiamos palabras. Adolfo puso la radio y los dos estuvimos un buen rato mirando fíjamente la carretera sin interaccionar. Por mi parte, yo estaba profundamente impresionado. En aquel momento me dí cuenta de muchas cosas. La primera es que todos cargamos con grandes tragedias que para otros pueden ser simplemente pamplinas pero que también pueden llegar a cegarnos y hacernos tomar decisiones equivocadas. También que cuando nos cruzamos con alguien a quien conocemos en la calle y lo saludamos; cuando le preguntamos “qué tal?” y nos dice que “bien”, casi siempre miente. Que tras su lacónica respuesta seguramente se esconde un drama, una desgracia, el aburrimiento, la frustración, el miedo… Pensé en lo desesperado que estaba aquel hombre y sobre todo en lo solo que se encontraba….y me acordé de Emilio, el ahorcado. Entonces comprendí totalmente la frase de Adolfo por la mañana. En efecto, la soledad era muy cabrona.
Ahora se que la soledad no es el hecho de estar solo. La soledad es no ser escuchado; es no sentirse parte de nada.
Ya era casi medio día. Como casi siempre yo iría a casa a comer con mis padres y seguramente por la noche saldría con mis amigos. Me sentí afortunado y decidí que no debía olvidar aquello.
Las ovejas no tienen incisivos superiores, pero se tienen las unas a las otras.


viernes, 22 de enero de 2010

Pajaritos a Bailar

Los dos pajarillos conversaban sobre su rama favorita. Eran avecillas pardas, de una mediocre presencia, con pico granívoro pero con actitud carroñera. Solían disfrutar de apasionadas conversaciones en las brumosas mañanas de aquel pueblecito leonés.

Pot era un plumífero pesimista convencido que siempre veía la botella medio llena…pero de veneno; por su parte, su amigo Orro era un pájaro animado, casi siempre dispuesto a la acción, que se quedaba en los huesos en época de apareamiento por su adicción al sexo compulsivo. A menudo en pleno vuelo se cruzaba con otros especimenes en los cuales frecuentemente, reconocía rasgos anatómicos comunes a si mismo…Orro siempre practicó la máxima de “niégalo todo aunque tu culpa sea evidente” y jamás tuvo que pasar pensión de manutención a ninguna de las muchas pájaras que quisieron obligarle a reconocer la paternidad de sus pollos…a base de repeticiones acababa creyéndose sus propias mentiras…y, siendo feliz ,en definitiva.

Pot era un ser atormentado, sin embargo que se hacía preguntas constantes sobre la existencia, sobre la teoría de la evolución de las especies, sobre si los cálculos inflacionarios serían o no manipulados, o si la Organización Mundial de la Salud había estado coludida con la industria farmacéutica en la pandemia del H1N1.

Ambos eran pájaros díscolos, procedentes de nido acomodado pero que habían decidido vivir su vida ajenos a la realidad aviar, habiendo optado este par por una vida bohemia. Uno, disfrutando del libertinaje y el otro del librepensamiento. Quizá fuera esa alivianada opción vital lo único en lo que realidad coincidían…pero en definitiva resultaba suficiente. Lo olvidaba! La afición a picotear semillas de Cannabis era su segunda cosa en común. Por supuesto, había otras coincidencias físicas menores como la carencia de escroto y órgano intromitente alguno (a parte de un reducido orificio cloacal que Pot, por cierto, nunca utilizó más que con fines digestivos). Pero aquello no eran más que simples similitudes físicas y fisiológicas propias de la Clase Zoológica a la que pertencían. A nivel actitudinal como ya se ha dicho, eran dos polos opuestos.

Aquella mañana discutían acaloradamente sobre el principio defendido por Heráclito que dice que todo cambia de manera continua. Mientas Pot consideraba imposible adaptarse a tal mutación sempiterna que el filósofo sugería y por tanto defendía que el ser siempre se vería obligado a ir a remolque de las volubles circunstancias y que sería incapaz, por tanto, de adaptarse al mundo que le rodeaba; Orro aceptaba dicho cambio, mas lo veía, sin embargo, como una oportunidad para la mejora continua;la adaptación y superación en definitiva.

Tubo que ser justo el momento en el que Pot citaba la célebre frase “Ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río” cuando una piedra lanzada desde el tirachinas de un mocoso le alcanzó de lleno en la cabeza haciéndole caer fulminado de la rama y fenecer casi en el acto. Derrame cerebral inmediato por ruptura vascular debida a la fuerza del impacto y hemorragia intracraneal con rápida paralización de las funciones vitales.

Aturdido por la rapidez de los acontecimientos Orro pudo observar, como el perro del chiquillo recogía el cuerpo inerme de su amigo caído en plena disputa dialéctica. ¿Dónde encontraría ahora Orro a un pájaro tan capaz como su amigo Pot?

- Siempre nos damos cuenta de lo que tenemos, cuando lo perdemos – pensó nuestro superviviente mientras partía en búsqueda de un nuevo compañero de tertulia en algún árbol cercano.

No tiene nada que ver..pero me gusta esta canción. Allá va:



A cascarla!

martes, 19 de enero de 2010

El post anterior es el principio de este "sucedido"...se recomienda la lectura previa del post anterior

El ciervo nos miró con curiosidad (supongo que la misma con la que nosotros lo estabamos viendo a él) pero no se asustó. Se detuvo por un momento y continuó caminando hacia la playa. Nosotros permanecimos inmóviles hablando en voz baja sobre el fenómeno en cuestión mientras veíamos atónitos como el animalito se acercaba a la orilla del mar. Ya había buena visilidad y seguramente de no ser por aquel sorpresivo acontecimiento ya hubiera hecho un rato que nos hubiéramos ido. Ante nuestras incrédulas miradas, el ciervo se metió en el agua y comenzó a nadar hacia el mar. De vez en cuando , cambiaba su dirección y se acercaba a un malecón que entraba unos 50 metros en el agua pero finalmente, siguió adentrándose en la masa de agua hasta finalmente lo perdimos de vista.
Intentando buscarle una explicación al fenómeno (que a día de hoy aún no le hemos encontrado aunque ya no nos quita el sueño) emprendimos el camino de vuelta.
Bajo la luz del día, la fisonomía de la ciudad habia cambiado. El nivel de actividad se había incrementado y el sonido de mi bocina ya no tenía el mismo protagonismo que anteriormente en el silencio de la noche. Regresamos al viejo Aberdeen de piedra en el que los estudiantes más madrugadores ya poblaban las aceras y dejamos las bicicletas en el mismo lugar en el que las habíamos encontrado…


Unos 11 años más tarde, en Ixtapa Zihuatanejo (México) comíamos pescado a la brasa en una paradisiaca playa a la que sólo se podía acceder en barco. Algunos bañistas practicaba snorkel a unos metros y los meseros se esforzaban por brindarnos las mejores atenciones. Yo hablaba con mi cliente sobre las evidentes ventajas de nuestros productos cuando, de repetente, como un fantasma del pasado se apareció ante nosotros, de nuevo, un ciervo en la arena de la playa.
Mientras mordisqueaba el delicioso lomo de un pescado crujiente y salado abierto en canal acudieron a mi memoria las imágenes de aquel amanecer en Aberdeen e imaginé por un momento (justo antes de que el sentido común se apoderara de mi) que aquel ciervo consiguió al fin escapar del frío de Escocia. Sentí unas irreflenables ganas de contarle a mi cliente la historia completa del campo del golf, el pato de goma y el amanecer en el Mar del Norte pero sin duda alguna y por desgracia, la nostalgia está reñida con los negocios.

viernes, 15 de enero de 2010

Eran cerca de las cuatro de la mañana...

...y éramos los únicos en la sala de ordenadores de la escuela de Agricultura. Poco a poco (como los clientes del bar de “y nos dieron las diez”) los estudiantes se fueron marchando y solamente Alfonso y yo permanecimos para darle el último empujón a nuestras respectivas tesinas. Personalmente, quería rentabilizar los casi dos meses que me había pasado ordeñando cerdas periparturientas y hacer un buen trabajo del que sentirme orgulloso en el futuro. Ahora, es decir, ya en el futuro, mi tesina es un solo un libro polvoriento en alguna estantería de la casa de mis padres que, seguramente no haya aportado nada a las ciencias veterinarias. Está claro que en aquel momento yo le auguraba un futuro más próspero aunque, si hubiera tenido algo de visión, tendría que haberme dado cuenta que la evolución de la concentración de inmunoglobulinas G en el calostro de las cerdas no era un tema con excesivo sex appeal. Pero…eso podría ser tema para otra ocasión.
Ya iba siendo hora de retirarse. Al día siguiente ya no había clase, ni tampoco había que ir a la granja pero estaba a punto de amanecer y permanecer allí más tiempo era sin duda excesivo. Realmente no sé de quien fue la idea de hacer lo que hicimos. Supongo que fue fundamentalmente un efecto combinado del cocktail falta de sueño, exposición a las radiaciones de la pantalla del ordenador y estupidez juvenil pero el caso es que salimos del edificio (si mal no recuerdo se llamaba McRobert building) y nos dirigimos a casa de Alfonso. Allí siempre había bicletas aparcadas y tuvimos la feliz ocurrencia de agenciarnos un par de ellas para darnos un paseito en la madrugada. Creo que Alfonso tomó la de Rui, un portugués “muy profesional” (como el mismo decía)…yo me hice con una que tenía una bocina con forma de cabeza de Pato Donnald.
Nos subimos en ellas e iluminados por la incandescencia de las farolas atravesamos el pétreo paisaje del Old Aberdeen con sus calles de adoquines y sus vetustos y solemnes edificios siempre envueltos en una misteriosa bruma. Nos dirigimos hacia el downtown. El objetivo era ver el amanecer desde un campo de golf a orillas del mar al otro lado de la ciudad. Realmente, era la primera vez que cruzábamos Aberdeen en bicicleta pero la sensación era indescriptible. Prácticamente no había tráfico, sólo algunos camiones de la basura y repartidores a los que saludaba con mi claxon de goma en forma de pato. La noche cambia la percepción de todo. Creo que en ocasiones es capaz de cambiar la realidad en si misma aunque en raras ocasiones nos demos cuenta. Disfrutamos del viento en nuestras caras, de la sensación de libertad que da recorrer una ciudad a velocidad distinta y no estar subyugados a la supremacía de los coches.
Por fin, llegamos al campo de golf. Dejamos las bicicletas en el suelo (pato incluido) y nos sentamos conmovidos ante el imponente aspecto del Mar del Norte. Llegamos justo a tiempo. Los primeros rayos del sol ascendían cambiando el color del cielo y entre estos y nosotros, bandadas de gaviotas iniciando su actividad diurna. Bajo nuestros pies, el campo de golf, tapiz de hierba sin solución de continuidad, terminaba como una alfombra vegetal en una playa de arenas blancas. De repente, a nuestra izquierda, cerca de unos de los greens del campo apareció un ciervo. La sorpresa fue mayúscula pero, desde luego, mucho más raro fue lo que presenciamos unos minutos más tarde… (continuará)

miércoles, 13 de enero de 2010

2.010

Supongo que en estos días, en los que a penas he seguido los blogs que habitualmente leo habrá habido muchos post sobre lo que un nuevo año significa para muchos de nosotros.
Fragmentamos el tiempo porque nos da vértigo pensar en lo infinito y de algún modo nos hacemos ilusiones pensando que tenemos cierto grado de control sobre nuestras vidas. En las empresas hacemos presupuestos ambiciosos creyendo que el uno de Enero todos nuestros clientes cambiarán su actitud y nos pagarán en tiempo y en forma; decidimos adelgazar y convertirnos en sex symbols; estudiar inglés y dejar de fumar. Soñamos que ella volverá con nosotros…que todo será distinto. Necesitamos ilusiones porque la realidad a menudo nos defrauda y la ilusión es, sin duda, lo que nos hace estar vivos. Supongo que todos hemos tenido momentos así en nuestras vidas. Momentos en los que nos hemos esforzado por buscar razones para la lucha y finalmente uno es tan vital como fuertes sean esas motivaciones. El nuevo año siempre es una causa de renovación de propósitos, pero también lo son cada uno de nuestros cumpleaños, la reincorporación al trabajo después de unas vacaciones, la noche de San Juan en la que quemamos lo viejo para reiniciar una nueva vida soltando el lastre del pasado. Pensándolo bien, cada mañana puede ser un nuevo renacer y, como decía la canción, nos intentamos convencer de que aquel “puede ser un gran día”.
En medio de todos estos pequeños ciclos hay cosas que permanecen. Nuestros amigos, nuestra familia, nuestras parejas, nuestros trabajos…¿nosotros mismos?. Todos estos elementos atraviesan tangencialmente nuestros pequeños ciclos catársicos.
Es difícil de explicar esta broma que se llama vida. Para qué progresamos, por qué viajamos, por qué nos establecemos retos…puede que todo sea como un videojuego y seguramente no seamos más que personajes que van pasando pantallas y pueden ser reseteados a voluntad cuando el game is over. Todo es efímero, todo pasa, las sensaciones, las personas, los lugares, el tiempo y finalmente solo hay una cosa cierta. Todos moriremos. La muerte es el único concepto realmente democrático.
Afortunadamente, estamos programados para no tener continuamente todo esto en cuenta y somos capaces, de vez en cuando, de vivir el momento; de emocionarnos con una canción sin pensar que sólo es un instante pasajero, de atravesar un paisaje conectándonos con su esencia, de besarnos sin pensar que quien nos ama dejará de hacerlo en algún momento y de que sólo somos apariencia y en mayor parte nuestro cuerpo es vacío. Yo solo pienso estas estupideces cuando duermo poco (como es el caso), cuando la vida te da una bofetada o cuando estoy asustado.
Finalmente el año 2010 ocurrirá lo de siempre: nos seguiremos engañando a nosotros mismos porque es la única forma de seguir adelante.

martes, 12 de enero de 2010

Avatar causa depresiones y sentimientos sucididas entre sus seguidores

Parece que el comparar la idílica vida de los pitufos hipertrofiados de Avatar con nuestras miserias diarias es la causa de esta "epidemia" de tristeza entre los seguidores de la película, los cuales se percatan de su mísera vida al contrastarla con la de los protagonistas de la última cinta de James Cameron...

Es curioso...es justo la misma sensación que yo tuve cuando ví el film "El fontanero, su mujer y otras cosas de meter".

Chaquetina 2010. EL REGRESO.

miércoles, 6 de enero de 2010

domingo, 13 de diciembre de 2009

Mi vida en ruinas.

Hoy cumplo 35. Seguramente ya nunca sea capaz de hacer nada mejor de lo que he podido hacerlo hasta ahora. Vamos, que empieza la cuesta abajo.

Casualmente, acabo de ir a ver una película que se titula como este post y me ha devuelto un poco las esperanzas. Os la recomiendo.

Mi regalo soñado para hoy sería un paseo por Guadalajara en un Jetta blanco...pero me temo que no será posible.

En cualquier caso, os recomiendo encarecidamente la película.

"Cine, cine, cine, cine...más cine por favor. Que toda la vida es cine...que toda la vida es cine y los sueños, cine son" L.E.Aute.



Por una vez, el trailer es peor que la peli.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Norah y John

Aquella noche, como todos los viernes noche, John McOrmick elevó el ala de su sombrero y se apoyó sobre la barra con la sutil inclinación de un minutero de reloj marcando las “menos cinco” pero sin flexionar sin embargo sus piernas para que sus calcetines raídos no fueran visibles para el graderío.

. En realidad nadie lo miraba, pero la poca autoestima que le quedaba tras tantos fracasos sociales y desastres pseudoamorosos, le hacía pensar que sí; que aún conservaba parte de un encanto que en algún momento pasado sólo él creyó tener.

La dulce Norah cantaba sobre un escenario del tamaño de una caja de zapatos. El viejo vestido de “ciertopelo” que en otros tiempos se ceñía su grácil cintura para lanzarse al vacío al llegar a las caderas, tenía ahora que acercarse a su máxima capacidad de resistencia para superar las lorzas mantequeras que protegían su abdomen.

A pesar de todo John seguía yendo a ver su show cada viernes noche y seguía ensayando su pose de tipo duro en la barra enfundado en su traje de cien dólares que se renovaba por otro exactamente igual pero sin manchas de grasa cada vez que el Atletic ganaba algún torneo.

Jamás habían intercambiado palabra. Él, demasiado orgulloso para dirigirse a la otrora pieza más valiosa de caza del bar. Ella, una piedra demasiado preciosa para rebajarse ante un tipo que no fue capaz en ningún viernes a lo largo de los últimos 20 años de ocultar su mediocre procedencia. A Norah, ya nadie se la disputaba en realidad pero, hacía tanto tiempo que ambos mantenían la misma actitud que parecía ya imposible que algo cambiara.

Muchas cosas habían pasado en el Bar de Rick durante los últimos años (o quizá, en realidad, no había pasado nada). Todos los músicos habían emigrado, al igual que los clientes decentes. Ahora el fondo musical era un karaoke que el dueño identificó como una revolución tecnológica capaz de reducir sus costes. El mobiliario tuvo que renovado tras un devastador incendio a finales de la década de los 60. Incluso la propiedad ya no era la misma.

Sólo había tres elementos que permanecían inmutables constituyendo la esencia de aquel tugurio de mala muerte: John, Norah y el aire viciado que era exactamente el mismo del día en que el local fue inaugurado.

Así pasaban las noches, las semanas, los años. John pedía “lo de siempre” a camareros que nunca estaban el tiempo suficiente en su puesto de trabajo para aprender lo que “lo de siempre” era, y Norah perpetraba las mismas canciones a semidespoblados auditorios borrachos que habían perdido el gusto musical junto con la dignidad en alguna parranda etílica.

Aquella noche, no fue distinto. Norah terminó su actuación con un bis que nadie le pidió y John apuró su último trago de güisqui de garrafón. Lo miró con el rabillo del ojo mientras descendía de su caja de zapatos. Él la observó abiertamente pero sólo cuando ella se hubo dado la vuelta.

Otra noche más, la misma escena. Así era el juego.

En el fondo, y al fin y al cabo, los dos sabían que en este mundo sólo se tenían el uno al otro y aquello les parecía suficiente; John y Norah eran quizá lo único auténtico y duradero que en verdad ambos habían tenido en sus vidas y, al parecer, no estaban dispuestos a arriesgarlo.

lunes, 23 de noviembre de 2009

lunes, 16 de noviembre de 2009

jueves, 12 de noviembre de 2009

La Licencia. Parte I: El Cursillo de Formación:

Llegué simulando taquicardia y aparentando una profunda preocupación por mi retraso aunque en realidad mis latidos tenían el mismo ritmo de un reptil hibernando. (sí, soy un pérfido y despreciable, lo sé).

- ¿Es este el curso para la licencia de manejo? – pregunté
- ¿Para que licencia viene? – replicó la instructora.
- Para la de motocicleta!
- Adelante! Inscriba su nombre en la lista y déjeme una identificación.

Deposité mi pasaporte sobre la pila de credenciales de electores que había sobre la mesa de la “sargento de hierro” y me senté en la primera fila a la derecha de una joven con gafas de empollona y uñas decoradas con una reproducción en miniatura de los frescos de la Capilla Sixtina (con incrustaciones de brillantes y metales preciosos, todo sea dicho de paso)

- Bien, pues como decíamos – continuó la profesora tras mi interrupción – el conductor profesional tiene que conocer y respetar a las leyes y a la autoridad….

- ¿Perdón, este el curso para “choferes”? – interrumpió otro rezagado.

La misma escena se repitió posteriormente otras tres veces y nuevos elementos se fueron incorporando al auditorio.

- Bien – dijo la instructora – ahora, para que no nos durmamos, vamos a leer cada uno de los puntos de la siguiente diapositiva. Venga, empezamos por ti….
- Y “ti” dijo: “es que yo..no sé leer muy bien”…

(¿y cómo se supone que va a pasar el examen?- me pregunté a mi mismo consciente a su vez (o a mi vez, no sé) de que era una pregunta retórica)

Tras el pequeño incidente, continuamos la alegre lectura. Tras ella una batería de preguntas de los avezados alumnos.

- Profesora y… qué ocurre si reprobamos el examen teórico (preguntó la cuatro ojos que custodiaba mi flanco izquierdo…)
- Pues, se pueden volver a presentar al examen de las 3 de la tarde…(no es tan grave, no?)
- ¿Y si reprobamos el práctico? – volvió a inquirir la chica de las lentes.
- Pues, creo que tienen que esperar quince días antes de tener la oportunidad de presentarse de nuevo y practicar el manejo.
- Pero, …si no tenemos licencia… ¿cómo se supone que vamos a practicar?

- Ya .- dijo la instructora – pues…esto…..Como decía (continúo haciendo caso omiso a la incómoda cuestión), otra de las preguntas que les pueden hacer en el test es la siguiente: si ustedes van por la carretera y de repente se les levanta el capó, qué tienen que hacer?
- Pero, ¿qué supuesto es ese? – pensé. ¿A quién se le ha abierto el capó en plena carretera? Es como si te preguntaran que tienes que hacer en caso de abducción marciana:

- A) Llamar a un abogado especializado en derecho intergaláctico para que nos saque de allí.
- B) Copular con ellos para generar un híbrido tipo “niña de las estrellas” de V
- C) Sostener el volante con fuerza

Tras un somero (muy somero repaso) a las normas de circulación llegamos a la fase de concienciación psicológica. Nos contaron la historia de una chica americanusa que llevaba una vida tranquila y ufana hasta que un desalmado chocó frontalmente con ella y la dejó convertida en un ser terriblemente deforme que requirió intensísimos cuidados por parte de su familia durante los pocos años que pudo sobrevivir al accidente. Toda esta historia, perfectamente representada gráficamente en Power Point, claro, que no escatimaba ningún lujo de detalles, especialmente aquellos relacionados con las lesiones derivadas del accidente.

Para terminar nuestro proceso de responsabilización vial, nos mostraron fotos de accidentes; a cada cual más descarnada: caras literalmente lijadas por el asfalto, cráneos abiertos de par en par con la masa encefálica esparcida en un triángulo de “Ceda el Paso”, fracturas abiertas, cuerpos en girone irreconocibles, para terminar con un afectuoso:

“ y esta última foto es para nuestro amigo el motociclista español”.

La imagen en cuestión mostraba a un cuerpo perfectamente seccionado en dos partes en el que, como en ninguna de las otras fotos ningún detalle había sido pixelado.

- Y esto le pasó por ir muy deprisa – me espetó en la frente la instructora con una miradita de advertencia.

(misión cumplida, ya nos había acojonado a todos!)

Ya pueden pasar a entregar su documentación y a hacer el examen!

lunes, 2 de noviembre de 2009

Historia (Parte 5 y final)

Estimado lector!!!!!

Antes de que siga leyendo las letritas que se escriben a continuación, si quiere que la lectura de este post le proporcione algún ápice de satisfacción, le recomiendo la lectura de las otras cuatro partes prececentes de este relato...leyéndolo en orden tiene poca gracia. Si empieza por aqui en lugar de comenzar por el principio...no tiene ninguna. Allá vamos.



Recuperando el brío de una quinceañera y sin pensarlo más colgó el teléfono y se dirigió a la salida. Antes de atravesar el umbral de la puerta se miró fugazmente al espejo. Se sorprendió ante la intensidad del brillo de sus ojos. No recordaba verse asi desde hacía mucho tiempo. Ese brillo hizo que a penas se fijara en que llevaba puesto su vestido negro de triste viuda enlutada y en que su pelo estaba ligeramente desteñido. Tampoco reparó en lo erosionado de su cara. En realidad, se veía bella.

Entró en el bar con decisión y él, con una amplia sonrisa le presentó a su esposa.

Paloma se extinguió allí mismo.

Mauricio, mirándola a los ojos justo antes de que se evaporara, comprendió que aquella estúpida venganza no había tenido ningún sentido.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Historia (parte 4)

Paloma estaba congestionada…su respiración seguía alborotada y esta vez no era por la celeridad de su marcha para descolgar el teléfono…su cabeza también recuperó una actividad inusual ya en los últimos años; no era capaz de procesar tantos recuerdos, reflexiones, deseos, dudas, miedos, estrategias, especulaciones e hipótesis sobre lo que sería de su vida a partir de ese momento.

Sólo sentía fogonazos descarnados, puros de esas ideas que nacen en la parte más profunda del cerebro o quizá del alma y que no da tiempo a barnizar con el matiz del raciocinio antes de que golpeen nuestra conciencia: fogonazos de culpabilidad por lo que le había hecho a Mauricio…destellos de esperanza ante la expectativa de no acabar sola regando sus plantas los últimos días de su vida… fríos relámpago de miedo por el qué dirían sus hijos si la vieran con otro hombre…

Dentro del guión del invierno de su vida ya no había lugar para las flores, para los paisajes verdes, para las mariposas…estaba convencida de que su destino sería extinguirse poco a poco, como el fuego en una vela agotada, como el murmullo de las fiestas del barrio en la madrugada, como se extinguen las vidas de las ancianas solas que un día aparecen muertas sobre su capa como pajarillos sin aliento y que las asistentas sociales descubren al hacer la cama entre las arrugas de las sábanas.

Continuará….

viernes, 30 de octubre de 2009

Historia (parte 3)

- Paloma, quiero verte…
- Pero, ¿cómo? ¿Dónde estas? ¿Cómo vamos a vernos? Después de tantos años..
- Estoy aquí abajo. En el bar de la esquina…

Paloma no pudo evitar que los temblores de sus manos se incrementaran hasta casi golpearse la cabeza con el auricular. Recordó una vez más cómo había ocurrido todo. En realidad, nunca lo había olvidado y cada día se arrepentía de haberse ido con Domingo, su ahora difunto esposo, dejando al gran amor de su vida por una situación más confortable, más segura.

Domingo era un buen hombre, la había respetado, proporcionado sustento y seguridad a ella y a sus hijos…había sido un excelente padre de familia, pero era muy cierto que los días más felices de su matrimonio fueron aquellos pocos en los que pudo olvidar la culpabilidad por lo que le había hecho a Mauricio.

- Entonces Paloma, ¿puedo verte? – repitió Mauricio al otro lado de la línea.

Continuará….

miércoles, 28 de octubre de 2009

Ya sé por qué no me gusta ir a comprar...

...porque no es como esto...

P.D. Aún recuerdo cómo descubrí este vídeo y.... en fin..

martes, 27 de octubre de 2009

Historia (parte 2)

Silencio….

Más silencio...

- ¿Mauricín?... Mauricín!… mi Mauricín?
- Si Paloma, soy yo.
- Pero…
- Mira Paloma, te llamo con todo el respeto. No quiero molestarte. He sabido que hace dos años enviudaste y he esperado pacientemente para llamarte. No quería resultar grosero, pero sentía que tenía que hacerlo…
- Pero…¿Cómo después de tanto tiempo? ¿Cómo estás? ¿Dónde vives? ¿Cómo has sabido de mí? Siento tanto lo que te hice…
- Eso ahora no importa, solo quiero pedirte algo…

Continuará….

lunes, 26 de octubre de 2009

Historia (parte 1)

Se acercó al teléfono con la respiración entrecortada por el esfuerzo. Nunca recibía llamadas los viernes. Generalmente, sus hijos telefoneaban el domingo a la hora de la comida y ella solía esperar pacientemente sentada frente al terminal para que no la sorprendieran lejos. Sin embargo hoy el timbre comenzó a sonar mientras estaba regando las plantas en el balcón y tuvo que apresurar su paso tanto que a punto estuvo de tropezarse en la alfombra del pasillo.

Descolgó con su mano temblorosa y se llevó el auricular a la oreja cubierta por su pañuelo negro de viuda castellana:

- ¿Diga?
- ¿Paloma?
- Si, ¿diga? – volvió a repetir con más fuerza.
- Paloma. Soy Mauricio.
- Silencio...
- Paloma, soy Mauricio! – se oyó de nuevo al otro lado.
- ¿Mauricio?, ¿qué Mauricio?
- Mauricio…Mauricín…


En aquel momento…Paloma sintió que su viejo corazón se paraba de golpe...

(continuará…)

viernes, 23 de octubre de 2009

Un día cualquiera no sabes qué hora es...

He tenido que madrugar. A las 4:15 am ha sonado mi teléfono / despertador. Yo ya tenía un ojo semiabierto (de los de la cara, no sean malpensados). He pagado la cuenta de mi hotel y un taxi desvencijado me ha llevado a la estación de autobuses.

La estación de autobuses de Tufesa en Navojoa es como un consultorio médico rural; unas cuantas sillas de linaje heterogéneo dispuestas como si las hubiera lanzado desde el aire un avión de ayuda humanitaria en una sala de unos 30 metros cuadrados con menos detalles que un diseño de Ágata Ruiz de la Prada (parafraseando al ínclito Chiquito de la Calzada)

Hoy el autobús ha sido puntual. La idea era llegar a Los Mochis a las 8:10 de la mañana hora local. Y así ha sido…allí de nuevo, otro taxi al aeropuerto. En este caso, estaba identificado como “ecotaxi”. Por muchas vueltas que le di, por mucho que intenté indagar en el trayecto de 20 minutos que realicé en su interior, creo que la única razón para llamarlo “eco”, es que estaba pintado de verde…(no tenía cinturones de seguridad y era un modelo años ochenta en cuya construcción dudo que se emplearan técnicas muy enfocadas en la reducción de las emisiones).

Ya hacía rato que había amanecido pero, bajo esa luz todavía oblicua de la mañana, el paisaje que rodea el aeropuerto me resultó especialmente atrayente. Estamos en época de ciclones y la gran llanura semidesértica que se abría ante mis ojos estaba salpicada por manchas acuosas de un dramático azul grisáceo formadas por el agua acumulada en las lluvias de los últimos días. Al fondo, una cadena montañosa, borrosa por el efecto de la refracción dominaba la escena recordando a uno de esos paisajes de Ansel Adams.

He pagado 170 pesos al taxista al que, como siempre, se le habían “agotado” los recibos y he entrado en el aeropuerto para facturar mi equipaje.

Después he pasado al baño para supervisar mi aspecto. Me he mirado al espejo. Tengo el pelo demasiado largo, los ojos demasiado hinchados, el cuello dolorido... He decidido, que me voy a dejar crecer la barba. También voy a seguir dejándome caer el pelo (casi todo en la vida es cuestión de actitud). Si me pongo chulo, incluso voy a tirarlo yo mismo!

Esta noche dormiré en Regina (Canadá). Emocionantes aventuras están aguardándome tras una mesa de negociación en nuestras oficinas centrales.

P.D. Queridos lectores. Soy consciente de que ustedes son pocos, delicados, vulnerables, en peligro de extinción (como los votantes de Izquierda Unida) y además los trato mal con mis textos que son más terapéuticos que interesantes pero…no puedo prometerles que voy a cambiar. Lo siento.

lunes, 19 de octubre de 2009

Historias de Taxi (n)

Me subí a un taxi en Manuel Acuña. Como casi siempre, el conductor no puso el taxímetro así que le pregunté que cuanto era hasta Chapultepec. Me dijo que 60 y le dije que me parecía un poco caro…pero que tirara…

- De donde eres?- me preguntó..
- De España – respondí…
- Ah! De qué parte?
- De Coruña…
- (silencio)
- Donde juega Andrés Guardado – le sugerí a modo de pista…
- Ah, si…y…cuánto tarda el avión a España?
- Pues…12 horas para venir y 10 horas y media para ir…
- Ah…y…eso por qué?
- Pues…bueno, a mi me lo explicó una vez una azafata, así que tendré que creérmelo. Al parecer se debe a los vientos predominantes en el atlántico…yo creía que era, debido al movimiento de la Tierra..pero parece ser que no..que no es debido a eso..
- La Tierra? Pero…la tierra no se mueve….
- (mirándole a los ojos para ver si me estaba tomando el pelo)…si hombre, la tierra se mueve….si pudieras quedarte suspendido en el aire una hora…verías como se mueve…lo que ahora está aquí al lado, en una hora está bastante más lejos….
- No! Hombre…cómo se va a mover? Yo no veo que los árboles se muevan…
- No, claro. Los árboles no se mueven…imagínate una pelota de basket que tiene un adhesivo...si tu la giras, la pelota gira, pero el adhesivo no..pues el adhesivo el como el árbol…me explico? Por eso, como el sol está fijo se produce el día y la noche…
- Ah…es por eso?
- (de nuevo miro a su cara buscando una hipotética sonrisa burlona…pero nada)
- Si, el sol es como un foco que estuviera alumbrando a un balón girando…hay zonas del balón que están oscuras (noche) y zonas del balón que están claras (dia)
- Ahhhh…y entonces…por qué en unos lugares hay más luz que en otros??
- Bueno, eso tiene que ver con el eje inclinado de la tierra.
- El eje inclinado?
- Si, cuando la tierra está aquí (simulando dos astros con mis puños)…el sol da más por el hemisferio norte, y en el lado opuesto, da más al hemisferio sur…por eso cuando aquí es verano, en Argentina, por ejemplo , es invierno…
- Ahhh….
- Oye… y tu..cuántos años tienes?
- Tengo 34.
- Y…estás casado?
- Pues no…
- Ummm…pues entonces ya vas a tener nietos directamente….
- Por favor, déjeme aquí. Aquí tiene sus 60 pesos.

Hablando de astronomía...

viernes, 16 de octubre de 2009

Resurreción

Hay una cosa interesante en el hecho de escribir un blog. Bueno, en realidad, hay varias cosas interesantes....una es que me mantengo en contacto con la gente que me conoce y mis amigos (aquellos que me leen). Otra, es que acaba siendo un diario de tu vida y cuando lo relees, revives lo pasado: lo bueno, lo disfrutas...lo malo, ya no te duele...

Así que, este blog queda oficialmente resucitado!

domingo, 27 de septiembre de 2009

Estados de ánimo

Madrugó mucho. Tenía ansias de vivir. No sabía exactamente por qué. Había días en que quería dar respingos, correr, quemar calorías. Otros en los que simplemente deseaba dejar el tiempo pasar allá afuera, en el mundo exterior cuyos límites comenzaban más allá de su edredón.

Su alegría vital emanaba por los poros de su piel, por sus orejas, por sus pezones, por su uretra…por todo orificio natural de su cuerpo. No sabía de donde salía exactamente y lo único que le preocupaba era que aquel fluido vital se acabara, como ya había ocurrido en tantas otras ocasiones.

Todo el día fue un torbellino. Repartió sonrisas, elaboró ingeniosas sentencias, provocó carcajadas, realizó importantes progresos en su trabajo. Y seguía sintiéndose bien, vaciándose por completo en un mundo del que, ahora si, se sentía parte.

Por la noche llegó a su casa.

Todo cambió. Se oscureció. Escudriñaba sus sentidos buscando más positivismo, más energía, más fuerza…pero todo aquello se había agotado. No encontraba motivos para la alegría, para acostarse conservando su ilusión intacta, para ver salir el sol de nuevo a la mañana siguiente. Ya no tuvo fuerzas para levantarse y se quedó allí,inmóvil, tumbado en la cama, sin comer, sin beber e intentando adivinar quien habría inventado aquel macabro juego. No obtuvo respuesta.

Cuando, unos días después, su corazón estaba a punto de dejar de latir, se preguntó si tras la luz blanca al final de aquel túnel encontraría al responsable de sus estados de ánimo. Quizá entonces lo entendería todo.

Misery

Tengo una sensación extraña. Es una sensación de desamparo, de abandono. Soledad mezclada con actividad frenética en proporciones que varían según el momento; de aislamiento en medio de mucha gente. Es fácil sentirse así en Cancún. En un lugar en el que el visitante es una billetera con extremidades pero, en mi caso, esta sensación se ve agravada estos días por el desarraigo.

Escucho un tema de Soul Asylum (Runaway train) y me siento transportado a un día lluvioso en Seattle; camisas de franela, melodías decrépitas aunque pegadizas. No hay porvenir. Nos llamaban la generación X. Una generación sin nombre que se regodeaba en su propia depresión y vestía ropas amplias que maquillaban la lozanía de adolescentes adoradores de la marihuana y de las biografías de suicidas juveniles.

Al final, hasta la generación X acabó como todas las demás. Hipotecada y entrando en la rueda. Ni la rebeldía, ni el desánimo, ni el romanticismo, nos libra de ser aplastados por los dientes de la rueda social y parece que, únicamente los pocos que logran escapar alcanzan la felicidad.

Es extraño sentirse en Seattle estando en Cancún. Es incoherente sentirse solo en medio de la gente. Es estúpido seguir lamentándose.

martes, 25 de agosto de 2009

I´m so in love with you

...wether it is RIGHT or is WRONG
I´m too WEAK to be STRONG

domingo, 23 de agosto de 2009

Shakira, pero...¿qué te han hecho hija mía?

A ver, puede que me haya quedado un poco anticuado… que ya no pueda ponerme pantalones de pitillo y tenga pelos en lugares que no sabía ni que existían en mi cuerpo pero…no lo entiendo. ¿Qué le han hecho a la pobre Shakira?




¿Esta chica es colombiana o tirolesa? ¿Quién le dijo que el baile del Robocop de Chiquilicuatre es sexy? ¿Por qué no le da alguien unas clases de dicción? ¿Quién le ha diseñado las mallas de mercadillo?

No se…este superéxito a mi me parece el resultado de un experimento genético mezclando el ADN de Enrique y Ana con los Bonnie M de los tiempos chungos pero seguro que nos bombardean en la radio a todas horas…(menos mal que existe el podcast)

sábado, 22 de agosto de 2009

La chica del perro

Pasaba cada día ante mi kiosco por el paseo marítimo acompañada de su mascota. Poco a poco llegó a ser el único elemento dinámico de un paisaje conformado por las espumosas olas del Atlántico al fondo, la hierba brillante del jardín en primer plano y las farolas rojas que escoltan a la Torre de Hércules.

Aquella tarde de finales de mayo, aún no se por qué, me quedé paralizado. Era como si ella, al igual que el jardín que tenía a mis pies, hubiera florecido. Sus ojos eran más grandes, sus facciones más dulces, su caminar más armonioso.

Me quedé pensando en ella todo el día, toda la noche y la mañana del día siguiente.

Esta vez la llamaría. Esta vez la haría salir de aquel cuadro para poder hablar con ella y conocerla. Esta vez sería diferente…y de veras que lo fue.

Llegó a la hora prevista, pero de la mano de quién, seguramente, le había dado aquel brillo tan especial a su mirada.


Recibes Cartas

Hoy me ha dado por escribir postales y me he propuesto mantener esa costumbre que perdí hace demasiados años a favor de las nuevas tecnologías.
Es una tontería, pero escribir estas cartas me ha provocado cierta emoción contenida imaginando que, quizá a quien las reciba también les pueda remover algo dentro y puede que hasta esboce una sonrisa.



Creo que retomaré esta costumbre de cuando, sin duda, era mejor persona y sabía mucho menos de la vida.
P.D. Escribir postales me ha servido para constatar lo mucho que ha degenerado mi caligrafía

domingo, 16 de agosto de 2009

Gente

Gente, que se despierta cuando aún es de noche
y cocina cuando cae el sol.
Gente que acompaña gente en hospitales, parques…
Gente que despide o que recibe gente en los andenes.
Gente que va de frente y que no esquiva tu mirada
Y que percibe en el viento cómo será el verano,
Cómo será el invierno

Dos, tres horas para disfrutarte
Y dos de cada días para darte
un pasaje en la más bella historia de amor.

Dos, tres horas para contemplarte
Y dos de cada siete días para darte.
Me acomodo en un rincón de tu corazón

Gente que pide por la gente en los altares,
en las romerías.
Gente que da la vida
Que infunde fe
Que crece y que merece paz

Gente que se funde en un abrazo en el horror
Y que comparte el oleaje de su alma
Gente que nos renueva la pequeña esperanza de un día
Vivir en paz.

Dos, tres horas para disfrutarte
Y dos de cada días para darte
un pasaje en la más bella historia de amor.

Dos, tres horas para contemplarte
Y dos de cada siete días para darte.
Me acomodo en un rincón de mi corazón

Para vivir así, en miradas transpartentes.
Recibir su luz definitivamente
Lunes van pasando,
Pero aquella luz
Nos sigue iluminando.

Qué fresca es la sombra que ofrecen.
Que límpia el agua dulce de su mirada
Es por ti que empiezo un nuevo día
Hay ángeles entre nosotros.

Dos, tres horas para disfrutarte
Y dos de cada días para darte
un pasaje en la más bella historia de amor.


Gente, que se despierta cuando aún es de noche
y cocina cuando cae el sol.
Gente que acompaña gente en hospitales, parques…
Gente que despide o que recibe gente en los andenes.
Gente que va de frente y que no esquiva tu mirada
Y que percibe en el viento cómo será el verano,
Cómo será el invierno

Dos, tres horas para disfrutarte
Y dos de cada días para darte
un pasaje en la más bella historia de amor.

Dos, tres horas para contemplarte
Y dos de cada siete días para darte.
Me acomodo en un rincón de tu corazón

Gente que pide por la gente en los altares,
en las romerías.
Gente que da la vida
Que infunde fe
Que crece y que merece paz

Gente que se funde en un abrazo en el horror
Y que comparte el oleaje de su alma
Gente que nos renueva la pequeña esperanza de un día
Vivir en paz.

Dos, tres horas para disfrutarte
Y dos de cada días para darte
un pasaje en la más bella historia de amor.

Dos, tres horas para contemplarte
Y dos de cada siete días para darte.
Me acomodo en un rincón de mi corazón

Para vivir así, en miradas transpartentes.
Recibir su luz definitivamente
Lunes van pasando,
Pero aquella luz
Nos sigue iluminando.

Qué fresca es la sombra que ofrecen.
Que límpia el agua dulce de su mirada
Es por ti que empiezo un nuevo día
Hay ángeles entre nosotros.

Dos, tres horas para disfrutarte
Y dos de cada días para darte
un pasaje en la más bella historia de amor.

sábado, 15 de agosto de 2009

Amigos de Oxxo

Estación de autobuses de Ciudad Obregón (Sonora). Territorio yaqui. La temperatura ambiental es de unos 43º a la sombra y ni el aire ardiente ni la elevada humedad relativa son capaces de impedir este incesante vaivén de autobuses y gentes que entran y salen de este hormiguero.

Ayer mismo estuve en esta misma ciudad. A sólo unos metros de aquí. Mientras esperábamos a que un procliente llegara a su oficina nos metimos en un Oxxo para rehidratarnos un poco y hacer tiempo. Estábamos sentados de cara al escaparate observando de forma bastante desinteresada la actividad cotidiana de la gasolinera de en frente cuando un señor de avanzada edad (más tarde supimos que eran 81 años de humanidad los que nos contemplaban tras sus derrotados párpados) interfirió en nuestra insípida conversación con un contundente:

“Han cargado gasolina en esta gasolinera? Está todo nuevecito. Prueben y verán la diferencia”

A lo que yo contesté con un poco diplomático:

“No será suya, ¿verdad?”

El viejito negó con la cabeza. Pertenecía a unos familiares suyos que, al parecer, la habían comprado recientemente. Nadie quería comprarla porque a pocos metros se localiza la “Estación de Servicio Rivera”, que por lo que el hombre nos contó había hecho quebrar sistemáticamente a cuantos negocios expendedores de combustibles hidrocarburos se habían situado en sus proximidades.

Entonces nos explicó, con sus ojos vivarachos enterrados en su cara arrugada que su negocio era de bombas a presión, generadores, cortacéspedes y similares; que él era de origen libanés, que su abuelo había llegado a México por Veracruz y que tras una breve estancia de a penas 3 años en aquella ciudad a orillas del Atlántico, se había ido después a vivir a Cananea, zona de acción en aquellos inicios del siglo veinte debido al inicio del negocio de las minas. Destripamos el significado etimológico de las palabras de origen árabe en castellano, hablamos de las bondades del vino y del whisky escocés:

“Cuando estoy solo, me tomo dos copas de güisqui por la noche. Si hay algún amigo, me tomo 3”.

Después nos invitó a su negocio y nos presentó a su hijo que tenía la asombrosa capacidad de hacer los cálculos técnicos para cualquier bomba. Hablamos de cerdos, de Canadá, del Líbano, de sus bisnietas y de un nieto al que le diagnosticaron leucemia hacía un mes y que, aparentemente evoluciona favorablemente.

Nos despedimos. Intercambiamos tarjetas y nos fuimos a nuestra cita.

Cuando salimos de la cita, lo vimos de nuevo. Sentado en el mismo lugar del Oxxo donde lo habiamos visto por primera vez; esperando tal vez a ese amigo con el que tomarse la tercera copa de whisky.

Ya son las cuatro y media. Mi autobús está a punto de salir. Hago cola. Me dan un Sprite y sándwich. Va a ser un viaje de 14 horas…Amaneceré a 1.200 kilómetros de aquí.

domingo, 9 de agosto de 2009

La Dulce Vida

La dulce vida habla de nuestra generación. La generación de los que vivimos en la treintena en los países desarrollados o en capa social de los que no lo son pero que viven como si lo “siriesen”. Habla de la búsqueda de la felicidad. De las muchas herramientas que tenemos para tenerlo todo y de cómo nos las arreglamos para joderla siempre.

Quizá hemos tenido demasiadas opciones. Demasiada libertad. Demasiado dinero. Todo muy fácil. Es así, por más que nos quejemos… como si tuviéramos hambre y nos pusieran tanta comida delante que finalmente, morimos de inanición porque no nos decidimos, y cuando finalmente lo hacemos, la comida ya está podrida y nos sienta mal.

La protagonista tiene un encanto especial. Es alguien normal. Una maestra de primaria que comparte piso con su mejor amiga. Van pasando sus días. Con conversaciones intrascendentes, con cursos de flamenco los martes a las 6 y media; sus clases de conducción, su relación sentimental incipiente, las incómodas visitas s sus familiares. Los traumas, los personajes que se cruzan en nuestras vidas y en los cuales a penas reparamos. Ella se preocupa de la gente y a veces sufre por ello. Hace viajes a la luna y vuelta subida en sus tacones.

Os recomiendo esta película. Tiene el encanto de describirnos a nosotros mismos y quizá, hacernos reflexionar un poco sobre lo que tenemos, lo que queremos, lo que perdemos y lo que ganamos. La gente que importa y la que no.


sábado, 8 de agosto de 2009

Despertares

En nuestro proyecto de fin de maestría teníamos que medir el crecimiento folicular de las cerdas destetadas. Aquello significaba que vivíamos permanentemente pegados a la granja y que cada 6 horas teníamos que ir a visitar a nuestra queridas cerditas ex madres y medir su reflejo de inmovilidad frente a macho, así como someterlas a una ecografía de imagen y medir el grado de progresión del crecimiento de los primitivos óvulos a punto de la dehiscencia.

Aquella madrugada nos tocaba a Albert y a mi hacer las mediciones. Era una noche muy especial puesto que era la más corta del año. De hecho, cuando nos despertamos para ir a hacer el trabajo nos percatamos de que le faltaba la negritud que una auténtica noche debía de tener. Nos apresuramos. No queríamos perdernos el momento de la salida del sol.

Después cumplir con nuestra labor, subimos a una colina cercana y nos acomodamos para disfrutar el espectáculo. Nunca nos habíamos percatado de los rápido que sale el sol. Estábamos cansados y somnolientos. Malolientes, por qué no decirlo….

Casi en un abrir y cerrar de ojos pasamos de ver los primeros tímidos rayos a divisar la esfera solar en su plenitud en el cielo.

Los campos amarillos de colza brillaban como nunca y nosotros, testigos de aquel despertar a la vida en el norte de Escocia, no nos dijimos nada, aunque sabíamos que jamás lo olvidaríamos.

jueves, 6 de agosto de 2009

Definiendo Holanda / Describiendo México

Uno, que se piensa "viajado", pretende buscar definiciones para los lugares y listas de cualidades y defectos sobre la gente que los habita (estos lugares, se entiende).
En su atrevida ignorancia, intenta generalizar (pero dejando claro que sabe que no se puede) asi como creer comprende a sus interlocutores, a sus vecinos y sus compañeros de trabajo. ¿Cómo son los españoles? ¿Cómo los suecos?

Hasta ahora, pocas conclusiones he podido lograr pero hay dos definiciones de Holanda y México que son contrapuestas, y me atrevo a decir que totalmente ciertas y atinadas:

"Holanda es un pais terminado" (todo esta pintado, hasta el último adoquín perfectamente colocado, las hojas de los árboles dispuestas de manera armónica y los poneys de los jardines están inmóviles para no romper la estética. Hasta las bicicletas de quinta mano tienen un toque romántico)

"México es un páis sin pavimentar" (para lo bueno y para lo malo). Esta última definición ha sido tomada (sin su permiso) del blog de Geisha.

Salud!

miércoles, 5 de agosto de 2009

Déjame Entrar!

"Déjame entrar" es una inquietante película de vampiros. Una nueva vuelta de tuerca a un tema más que trillado pero que no deja de remover nuestros miedos más profundos.

Los protagonistas son dos niños, un níveo sueco de piel translúcida y una niña de edad incierta de profundos ojos azules, que establecen una peculiar relación basada en el aislamiento que por distintas razones, ambos sufren. Nada de lo que hayan visto hasta ahora se parece a esta historia. Bien contada y con sentido, nos hace entender que quizá, si el ambiente nos empuja, todos pudiéramos ser hematófagos en potencia (yo de momento, ya le doy fuerte a la morcilla)

Una peli muy recomendable de la cual yo extraigo una conclusión:

“nunca se fíen de los niños…son muy monos, pero de repente, un día crecen y se convierten en cosas terribles…vampiros o incluso directores generales!”

Desde La Chaquetina Terrorífica les enviamos un consejo: Vigilen a su prole!

viernes, 31 de julio de 2009

De sexoservidoras, miniluchadores y otros asuntos sórdidos...

Parece que acaban de detener a una “sexoservidora” (termino extraído literalmente de la radio mexicana) acusada de asesinar a dos “miniluchadores” (tampoco me lo invento…se conoce así a los participantes en lucha libre que no han llegado a la talla de un adulto a la edad de este) hace unos meses en el D.F.

La verdad, no sé qué es más sorprendente de todo este asunto:

que existan “miniluchadores”
que alguien se inventara la lucha libre,
que siga existiendo la lucha libre,
que estos dos personajes haya sido asesinados por una “sexoservidora”,
o que la sexoservidora tuviera 65 años…

El destino tiene estas cosas…un día eres un mini luchador pavoneándote en el pico de la pirámide de la fama y al siguiente, eres un fiambre embutido en una habitación de hotel de el D.F.

Descansen en paz Espectrito Junior y La Parkita.

martes, 21 de julio de 2009

Modas musicales

Recuerdo que, en mi tardía adolescencia y etapa preuniversitaria se pusieron de moda los cantautores coñazos. Proclive como soy yo a la sensiblería fácil y al pseudointelectualismo recalcitrante caí presa mentalmente inerme de pesonajillos como Pedro Guerra, Ismael Serrano o el mismísimo y ajado Luis Eduardo Aute (en versión revival, of course).

Parece que las discográficas multinacionales, tan carentes de imaginación y tan quejumbrosas, siguen teniendo el síndrome del medicamento genérico. Es decir, la compulsiva y patológica tendencia a la repetición del producto que ha tenido un grado razonable de éxito. Pues bien, si en mi época hormonalmente activa llegaron a la cumbre los autores coñazo de guitarra española y chaqueta de pana patológicamente influenciados por Milanés y Rodríguez, ahora les toca el turno a las niñas de aspecto y voz infantiloide con melodías de banda sonora de película ganadoras del festibal Sundance. Veamos algunos ejemplos.

Ejemplo A: Rusian Red.



Yo creo que a esta chica la tuvo que descubrir un productor ejecutivo que estaba buscándose a si mismo en el lejano oeste americano, mientras tocaba este decadente folk a la sombra de un roble y con el rabillo del ojo, vigilaba las vacas de tu tío Harry que estaba dilapidando sus últimos ahorros en algún cutre y ajado espectáculo de streap teasse en un local al borde de la carretera.
Bueno, lo único que digo es que a la niña esta le faltan pilas...

Ejemplo B: Ondina.

Se encarama a los árboles tan bien como canta (y viceversa). Demuestra con ello que aún no sobrepasa la treintena. Una buena producción por parte de Javier Limón, uno de los tipos más brillantes y desconocidos que tenemos en este país y que al parecer experimenta con sus amigos músicos en largas noches de ginebra (o similares) en su estudio madrileño de donde salen cosas como esta.
En fin, ciertas dosis de originalidad pero tampoco hemos descubierto “la patata” con Ondina (I´m afraid). Lo que si es cierto, es que igual que en el caso anterior, esta chica es capaz de cantar y transmitir en directo, lo cual, en los tiempos que corren no es moco de pavo. Para muestra, un botón.




Ejemplo C: Zahara:

Personalmente es la que mejor me cae y creo que, la que más aporta desde el punto de vista musical. Su padre toca música renacentista….en serio, se disfraza y todo!

Bueno, a esta no la voy a criticar por que me parece que tiene mérito. Os dejo con “Chica Pop” en acústico….



No está mal, verdad?


Ejemplo D: Annie B Sweet



PERO...NO ES LA MISMA QUE LA PRIMERA?? (parece que no, la clonación tiene estas cosas!)


La historia se repite, cuando quemen a estas pobres mujeres (quizá a una de las tres le auguro un segundo disco (como mucho)), volverán a las bandas de rock rebelde que piensan en la vida siempre es la misma mierda, a los tecnoboleros o quizá a los gritos de pastor llamando a sus ovejas musicalizados y remasterizados (of course).

A cuidarse. Es lo que nos toca ya que nadie cuida de nosotros.

lunes, 6 de julio de 2009

Cuando los elefantes sueñan (con música)

Yo si sé que los elefantes sueñan con música…allí, dentro de sus enormes cabezas suenan sinfonías reproducidas por grandes orquestas, minuetos de guitarra clásica, sones cubanos, tambores africanos, ritmos dulces de música brasileña de la que hay que escuchar tumbado en una hamaca y rodeado por exuberante vegetación tropical… los elefantes también sueñan con pasto verde, con agua en abundancia, con revolcarse en el barro fresco de las charcas y someterse a la higiene de blancos pájaros portando afilados picos. Sueñan con explosiones de vida en época de lluvia, con parajes inexplorados por el ser humano, sin carreteras, sin humo, sin prisas, sin horarios, donde lo importante es el caminar…

Como los elefantes, yo también tengo mis sueños.

P.D. “Cuando los elefantes sueñan” es un programa de relajante música de buen gusto hecho para soñadores (En RNE).

sábado, 20 de junio de 2009

martes, 16 de junio de 2009

Every time....

martes, 9 de junio de 2009

If you don´t know me by now...

Iba a primero de BUP y la hermana de David, Patricia, tenía el album que contenía esta canción...considero este disco mi primera aproximación a la música de calidad...hay veces que en las canciones son perversamente descriptivas, no?


sábado, 30 de mayo de 2009

La Tierra

Cuando ya pensaba que los documentales de naturaleza sólo servían ya, debido a la falta de novedad, para dormir la siesta después de la comida....llegó esto a la cartelera......IMPRESIONANTE.



Es una pena que para "Ángeles y Demonios" hubiera tres salas y para esta obra de arte sólamente una y medio vacía...en fin...

sábado, 23 de mayo de 2009

La Catedral de Astorga


Uno siempre aprecia más todo cuando no lo tiene cerca...

Cabo Vilano

Siempre he sentido una misteriosa atracción por los faros...supongo que es porque siempre he necesitado uno...

jueves, 30 de abril de 2009

Cosas que no cuadran

Conociendo la difusibilidad de la influenza, no cuadra que el número de casos sospechosos en el DF haya frenado su progresión de manera tan drástica.

Sabiendo que el peligro real de esta influenza no son los cerdos, sino los seres humanos infectados, no me encaja el nombre de influenza porcina.

Desde luego, no corresponde el grado de alarmismo desplegado y las comparaciones con la celebérrima "spanish flu" de 1918 a la realidad actual. En 1918 no habia antivirales, ni tecnología para desarrollar vacunas (estoy seguro que en menos de 3 meses habrá una vacuna efectiva comercializada de manera masiva), ni siquiera se conocían con exactitud las formas de difusión de las enfermedades infectocontagiosas…¿se sabía lo que era un virus?. Pero claro, se me olvidaba que tranquilizar a la población no "interesa".

No tiene lógica que todos los muertos se hayan producido en México mientras que en otros paises como en España se considere que los cuadros clínicos presentados hayan sido "leves" .

Me resisto a creer que, pese a que lo parece (si lees un períodico o ves la televisión), esto sea el fin del mundo.

Me parece sospechoso que tras declararse más de 120 muertes en México la semana pasada, ahora se hable sólo de 7.

Estoy cansado de la mala información, el sensacionalismo y el asustar a la gente sin motivo. ¿Por qué no se habla de las cosas que tenemos a favor?

a) Se ha controlado la difusión de la enfermedad
b) Hay tratamiento efectivo contra ella.
c) La tecnología de elaboración de vacunas de influenza es algo bien conocido y cada año se elaboran nuevas vacunas para las nueva cepas. ¿Por qué esta debería de ser distinta?

Vivo en México. Soy veterinario especialista en cerdos y me escandaliza ver cómo los medios de comunicación han tratado esta cuestión con pocas dosis de rigor y una borrachera de sensacionalismo.

Recuerdo una de las primeras noticias que pude ver en interenet al respecto:

En letras grandes: "Pandemia de Gripe Porcina"
Debajo del título enorme una foto de unos cuantos cerdos observando atónitos al fotógrafo.
Después de eso, muy pequeñito: "Ninguno de los afectados a estado en contacto directo con cerdos".


El resultado de todo esto:

"El consumo de carne de cerdo ha caído en menos de una semana a menos de la mitad en México.
Los cerdos se acumulan en las granjas. Son seres vivos, no se pueden "acumular" ni almacenar.
Los productores sufren pérdidas millonarias porque "alguien" no hizo bien su trabajo".


Saludos iracundos desde México.

martes, 24 de febrero de 2009

Un bus en la noche

Últimamente viajo hacia el norte en autobús. Puede que sea impropio de mi cargo, de mi salario, de posición…se lo oculto a mis clientes para que no sepan que soy tan cutre pero el caso es que yo le sigo viendo el lado épico a esta aventura de tomar un transporte público en Guadalajara a las 7 y media de la tarde y llegar a Sonora a las 10 de la mañana haciendo paradas de cinco minutos para “checar” (como dicen los conductores) en Tepic, Mazatlán, Los Mochis, Culiacán y Guamuchil. Son unos 1.100 kilómetros de paz mental en los que puedes pensar, escuchar los programas de radio amontonados en el Ipod o dormir a pierna suelta.

Martín me prestó una cobija (=manta) en la que me enrosco como un gusano de seda, como cuando veía la televisión en las frías tarde de invierno en el piso de la fábrica en la que mi padre trabajaba y en la que, por cierto, no había calefacción. No se la he devuelto (la manta, digo); le he tomado cariño a mi compañera de viaje.

Las películas son odiosas (“Transformers” y “Shrek 3” son algunos de los peliculones que me he “tragado”) y creo que en realidad viajo de noche para no tener presente todo el tiempo lo sucios que están los asientos. Pasamos varios controles durante el trayecto: alguno de migración buscando centroamericanos con destino al paraíso, un par de ellos del ejército queriendo cortar el flujo de drogas hacia el norte y el resto son cercos fitosanitarios en los que el atrofiado funcionario de turno se da una vuelta por el interior del vehículo intentando afanar algo de valor que haya quedado a la vista en alguno de los asientos (teóricamente buscan frutas y verduras que no pueden ser internadas en los estados de Sonora y Sinaloa, pero yo estoy convencido de que si les pones un saco de patatas con una gorra de los New York Yankees en uno de los asientos, le pedirían que se bajara del bus).

Llego a Navojoa cuando el sol de la mañana ya brilla en lo alto. Me estiro en mi asiento; engraso las bisagras en que se están convirtiendo mis rodillas y me pongo en marcha.

Hoy será otro día de trabajo. Esta claro...lo que no te mata te hace más fuerte.

viernes, 16 de enero de 2009

En el jardín

Es un placer intenso quedarse al sol al medio día en diciembre. Entreabrir los ojos sentado en las escaleras de la casa de mis padres con Coco vigilando a hostigadores fantasmas que merodean el domicilio. Escuchar el rumor de un tractor en la lejanía y dejar pasar el tiempo. Ver cómo la piel se oscurece en tiempo real y desoír deliberadamente los viejos consejos de la abuela. “Ponte una gorra que el sol de diciembre es muy malo”…creo que ni ella misma está de acuerdo con lo que dice, pero es su deber advertirlo y el tuyo como nieto, el desobedecer (al menos hasta que uno deja de considerarse joven).

Un cortacésped suena en la distancia y el rumor del agua del reguero es la banda sonora constante de la escena.

Es un placer intenso disfrutar del tiempo improductivo, de la flojera absoluta, de la sensación de estar en casa, de que nada en el mundo depende de ti y tu dependes enteramente de todo, de que ese sol siga brillando, de que el agua siga corriendo, de que tu abuela te siga regañando.

lunes, 5 de enero de 2009

La Red

Mientras espero la salida del tren veo por un instante a las personas como nudos. Nudos de historias, unas abiertas, otras cerradas...cuantas más historias abiertas dejas en tu camino, más desilachado pareces, más riesgo de enredarte con los hilos de otras personas con las que te cruzas cada día en la oficina, en el tren, en los servicios de los centros comerciales, en el cine, en la carnicería...con los hilos que todos arrastramos creamos una red en la que, inconscientemente, permanecemos interconectados. Una red efímera en ocasiones y muy persistente otras. A veces se crean lazos y no podemos cortarlos por más que lo intentamos...sólo el tiempo los debilita, la acción de los agentes naturales los erosiona. Si somos fuertes, podemos romperlos antes; si no, serán la lluvia, el hielo, el calor y el frío quienes lo hagan por nosotros pero no hay mal (ni bien) que cien años dure.

Hasta que estire la pata

Dice Ruth que en los últimos tiempos se ha dado cuenta de muchas cosas. Dice que tiene ganas de vivir y de decirle "te quiero" a la gente que ama. No quiere perder un tren, malgastar una ocasión, dejar de vivir un instante...también dice que quiere seguir pensando esto hasta que estire la pata.


Tiene toda la razón...