domingo, 27 de septiembre de 2009

Misery

Tengo una sensación extraña. Es una sensación de desamparo, de abandono. Soledad mezclada con actividad frenética en proporciones que varían según el momento; de aislamiento en medio de mucha gente. Es fácil sentirse así en Cancún. En un lugar en el que el visitante es una billetera con extremidades pero, en mi caso, esta sensación se ve agravada estos días por el desarraigo.

Escucho un tema de Soul Asylum (Runaway train) y me siento transportado a un día lluvioso en Seattle; camisas de franela, melodías decrépitas aunque pegadizas. No hay porvenir. Nos llamaban la generación X. Una generación sin nombre que se regodeaba en su propia depresión y vestía ropas amplias que maquillaban la lozanía de adolescentes adoradores de la marihuana y de las biografías de suicidas juveniles.

Al final, hasta la generación X acabó como todas las demás. Hipotecada y entrando en la rueda. Ni la rebeldía, ni el desánimo, ni el romanticismo, nos libra de ser aplastados por los dientes de la rueda social y parece que, únicamente los pocos que logran escapar alcanzan la felicidad.

Es extraño sentirse en Seattle estando en Cancún. Es incoherente sentirse solo en medio de la gente. Es estúpido seguir lamentándose.

1 comentario:

Señorita Puri dijo...

Recuerdo cuando empezaron con runaway trian. Tienen la voz echa una castaña.