viernes, 31 de julio de 2009

De sexoservidoras, miniluchadores y otros asuntos sórdidos...

Parece que acaban de detener a una “sexoservidora” (termino extraído literalmente de la radio mexicana) acusada de asesinar a dos “miniluchadores” (tampoco me lo invento…se conoce así a los participantes en lucha libre que no han llegado a la talla de un adulto a la edad de este) hace unos meses en el D.F.

La verdad, no sé qué es más sorprendente de todo este asunto:

que existan “miniluchadores”
que alguien se inventara la lucha libre,
que siga existiendo la lucha libre,
que estos dos personajes haya sido asesinados por una “sexoservidora”,
o que la sexoservidora tuviera 65 años…

El destino tiene estas cosas…un día eres un mini luchador pavoneándote en el pico de la pirámide de la fama y al siguiente, eres un fiambre embutido en una habitación de hotel de el D.F.

Descansen en paz Espectrito Junior y La Parkita.

martes, 21 de julio de 2009

Modas musicales

Recuerdo que, en mi tardía adolescencia y etapa preuniversitaria se pusieron de moda los cantautores coñazos. Proclive como soy yo a la sensiblería fácil y al pseudointelectualismo recalcitrante caí presa mentalmente inerme de pesonajillos como Pedro Guerra, Ismael Serrano o el mismísimo y ajado Luis Eduardo Aute (en versión revival, of course).

Parece que las discográficas multinacionales, tan carentes de imaginación y tan quejumbrosas, siguen teniendo el síndrome del medicamento genérico. Es decir, la compulsiva y patológica tendencia a la repetición del producto que ha tenido un grado razonable de éxito. Pues bien, si en mi época hormonalmente activa llegaron a la cumbre los autores coñazo de guitarra española y chaqueta de pana patológicamente influenciados por Milanés y Rodríguez, ahora les toca el turno a las niñas de aspecto y voz infantiloide con melodías de banda sonora de película ganadoras del festibal Sundance. Veamos algunos ejemplos.

Ejemplo A: Rusian Red.



Yo creo que a esta chica la tuvo que descubrir un productor ejecutivo que estaba buscándose a si mismo en el lejano oeste americano, mientras tocaba este decadente folk a la sombra de un roble y con el rabillo del ojo, vigilaba las vacas de tu tío Harry que estaba dilapidando sus últimos ahorros en algún cutre y ajado espectáculo de streap teasse en un local al borde de la carretera.
Bueno, lo único que digo es que a la niña esta le faltan pilas...

Ejemplo B: Ondina.

Se encarama a los árboles tan bien como canta (y viceversa). Demuestra con ello que aún no sobrepasa la treintena. Una buena producción por parte de Javier Limón, uno de los tipos más brillantes y desconocidos que tenemos en este país y que al parecer experimenta con sus amigos músicos en largas noches de ginebra (o similares) en su estudio madrileño de donde salen cosas como esta.
En fin, ciertas dosis de originalidad pero tampoco hemos descubierto “la patata” con Ondina (I´m afraid). Lo que si es cierto, es que igual que en el caso anterior, esta chica es capaz de cantar y transmitir en directo, lo cual, en los tiempos que corren no es moco de pavo. Para muestra, un botón.




Ejemplo C: Zahara:

Personalmente es la que mejor me cae y creo que, la que más aporta desde el punto de vista musical. Su padre toca música renacentista….en serio, se disfraza y todo!

Bueno, a esta no la voy a criticar por que me parece que tiene mérito. Os dejo con “Chica Pop” en acústico….



No está mal, verdad?


Ejemplo D: Annie B Sweet



PERO...NO ES LA MISMA QUE LA PRIMERA?? (parece que no, la clonación tiene estas cosas!)


La historia se repite, cuando quemen a estas pobres mujeres (quizá a una de las tres le auguro un segundo disco (como mucho)), volverán a las bandas de rock rebelde que piensan en la vida siempre es la misma mierda, a los tecnoboleros o quizá a los gritos de pastor llamando a sus ovejas musicalizados y remasterizados (of course).

A cuidarse. Es lo que nos toca ya que nadie cuida de nosotros.

lunes, 6 de julio de 2009

Cuando los elefantes sueñan (con música)

Yo si sé que los elefantes sueñan con música…allí, dentro de sus enormes cabezas suenan sinfonías reproducidas por grandes orquestas, minuetos de guitarra clásica, sones cubanos, tambores africanos, ritmos dulces de música brasileña de la que hay que escuchar tumbado en una hamaca y rodeado por exuberante vegetación tropical… los elefantes también sueñan con pasto verde, con agua en abundancia, con revolcarse en el barro fresco de las charcas y someterse a la higiene de blancos pájaros portando afilados picos. Sueñan con explosiones de vida en época de lluvia, con parajes inexplorados por el ser humano, sin carreteras, sin humo, sin prisas, sin horarios, donde lo importante es el caminar…

Como los elefantes, yo también tengo mis sueños.

P.D. “Cuando los elefantes sueñan” es un programa de relajante música de buen gusto hecho para soñadores (En RNE).