domingo, 30 de marzo de 2008

Un sábado distinto


Ayer volví a viajar a Salamanca. Un amigo estaba en dificultades y necesitaba mi ayuda. No tenía nada mejor que hacer así que madrugué un poquito y me fui a echarle una mano con unas tomas de muestras en su granja de cerdos ibéricos.



El día era espectacular allí abajo. El cielo completamente azul nos recibió al salir de la granja y emprendimos el camino de regreso hacia Coruña.



Durante el trayecto me recree de nuevo con el precioso paisaje charro en el que tantos kilómetros hice como veterinario de campo hace ya casi 10 años. Las vacas con sus terneros, los cerdos ibéricos en montanera, la hierba verde brillante y las encinas modeladas por la mano del hombre.



El campo de esta provincia en su límite con Portugal es sin duda una de las zonas que más me han impresionado. En verano con su sequedad y su dureza, en otoño con su melancólico aspecto, en invierno, a veces nevado…en primavera con su descomunal explosión de vida.



No hay que marcharse tan lejos para disfrutar de un lugar en el que el que existe el desarrollo sostenible. El hombre, las bellotas, el toro de lidia, las cigüeñas y el cerdo ibérico han vivido en perfecta simbiosis estética y ecológica durante un montón de siglos y han conformado uno de los paisajes más bellos de la tierra: la dehesa.

jueves, 27 de marzo de 2008

Vuelo 6241

La parejita en cuestión se abrazaba a su lado. Se regalaban empalagosas palabras, tiernas e interminables caricias. Él se sentía incómodo tan cerca de ellos. Deseó que apareciera un septo; un tabique que los separara herméticamente de su cuerpo, que cegara su visión panorámica. Prefirió mirar hacia su derecha al tipo que se encontraba en el asiento 10J. Leía un libro en italiano y era feo “de cojones”. Su cara, alargada como un pepino, como un condón XXL, dividida por un fino bigotito que recordaba a una babosa desnutrida; zapatillas deportivas blancas y camisa de rayas. Su pelo era un “no pelo”. Al ver aquello decidió que si algún día su apéndice cefálico se encontrara coronado por tan ridícula pelusa se sometería a quimioterapia para quedarse tan calvo como un Chupachups de cola. Reflexionó sobre las calvas, sobre su brillo céreo. ¿Se la pulirán con una mopa cada mañana?

Volvió la vista a su izquierda. Los enamorados se habían tranquilizado. Ya no se daban la mano, y estoy hizo que se sintiera mejor. De todos modos, hasta eso le incomodaba un poco y deseó tener un chuchillo chino de los de la Teletienda para terminar con aquello de una puta vez. Se sintió mejor pensando que dentro de poco la inseguridad comenzaría entre ellos; que la rutina acabaría con todo y que nuevas personas se cruzarían en sus vidas y entonces él habría triunfado.

Tres filas al frente se encontraba el paraíso, la Clase Preferente. En una ocasión probó las mieles del triunfo. En el paraíso tienes una butaca que te da masajes, te sirven zumo de naranja ad limitum y te puedes poner impertinente con las azafatas.

Pero volvió a la realidad. Sabía que su pequeño negocio de exportación de bastoncillos higiénicos nunca daría para aquellos dispendios y deseó haber elegido mejor; haberse hecho productor de David Bisbal y no haber comprado los derechos de distribución de las películas de Joselito.

Sintió ganas de llegar a casa pero se dio cuenta de que nadie le esperaba y tuvo el repentino impulso de asesinar a la pareja que se encontraba a su lado, al italiano del asiento 10J con bigotillo de dictador centroamericano; de secuestrar el avión, de estrellarlo contra algún edificio público lleno de niños; de liarse a ostias con toda la tripulación hasta que lo redujeran y con suerte, ser linchado en pleno vuelo.

Le dolían las rodillas. Ya llevaban más de cuatro horas allí. Casi todos se habían dormidos. Sólo el niño que tenía detrás , que no dejaba de pedir agua a la madre que lo parió, seguía haciendo ruido. Seguramente esa madre (junto con su padre , si estuviera identificado) sería la culpable del comportamiento insoportable de su cría. Recordó a Herodes y decidió que la historia había sido injusta con aquel gran hombre.

Llegaron las turbulencias. El piloto recomendó ponerse los cinturones de seguridad pero él, que lo llevaba puesto desde el inicio del vuelo, se liberó del mismo de una manera exageradamente ruidosa en un claro desafío a la tripulación. Quería estamparse contra el techo, hacerse una brecha, sangrar por la nariz y empapar con su sangre a los dos enamorados que estaban acurrucados a su izquierda.

Pusieron una película. Aprovechando la penumbra el italiano fascistoide se rascó las pelotas. La enamorada se levantó y tuvo la oportunidad para recrearse con el personaje que ocupaba el 10D. Vestía pantalones vaqueros color azul marino, una camiseta sin mangas de muy mal gusto que mostraba su tórax de horangutana lactante. ¿Es posible tener celulitis alrededor de los pezones? La respuesta es SI. Si hubiera tenido la capacidad de sentir lástima por alguien, aquel eslabón perdido de la evolución humana hubiera sido un serio candidato.

Seis horas de vuelo. Sergi Arola prepara un plato en la tele. Una torta de “Chatarelas”. Por supuesto, nada que ver con lo que habían servido para cenar en la clase turista por lo cual le deseó a Sergi que se metiera la vitrocerámica en la que desenvolvía su invento por el recto y siguió a lo suyo. (pensar cómo acabaría el italiano con la infestación de ladillas).

Siete horas. Empezaba a estar más que cansado de todo aquello. Quería llegar. Irse a cenar de verdad y después suicidarse.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Salvador Calvo (continuación de "16")

Pues bien, el otro día estaba yo curioseando en la red de redes y descubrí que la célebre nadadora Erika Villaécija tiene sus abuelos en un pueblecito que se llama Cogorderos y que está a unos 3 kilómetros del lugar en el que viven mis padres. Empecé a investigar sobre esta ilustre moza cuando en una página local, descubrí a otro personaje totalmente desconocido para mi y que procede de un pueblo, Brimeda, que está también a un par de kilómetros del mío pero en dirección opuesta al anterior. Se trata de un tal Salvador Castro, informático de profesión y loco por las carreras de fondo. A continuación, transcribo dos notas de prensa que hacen referencia a este peculiar individuo. Creo que, después de leerlo, sobrarán los comentarios:

“Buscaba una experiencia distinta y Salvador Calvo se convirtió, sin quererlo, en el ganador de la maratón de la Gran Muralla China y en su nuevo plusmarquista. Navegando por Internet, este leonés de 44 años descubrió esta original carrera de 42,195 Km. siete de los cuales se disputan sobre el milenario coloso chino e incluyen 3.700 peldaños, y acabó logrando la victoria con un crono de 3h.23'10", dos minutos inferior al récord que el estadounidense Gregory Feucht había establecido en 2005 con 3h.25'13". Salvador Calvo, un programador informático que habitualmente participa en carreras de montaña y cuya mejor marca en maratón es de 2h.32' desde hace 15 años, aventajó en más de un cuarto de hora al segundo clasificado, el estadounidense Frederick Zalokar, quien cruzó la meta en 3h.38'14.”

“El pasado viernes terminó el ultramaratón de Vietnam, con la victoria del leonés Salvador Calvo, “Salva”. Una tierra y un terreno maravilloso para correr por montaña, aunque también durísimo, como puede verse en la Galería de Fotos que acompaña a este reportaje. Las noticias que nos llegan es que, tras la carrera, hubo dos días completos de fiesta, lo que nos demuestra una vez más que estos son extraterrestres. Tras correr 250 kilómetros con barro hasta la espinilla, dos días de farra no están nada mal…Lo más destacado en las crónicas es que nadie se explica cómo el leonés fue capaz de correr toda la prueba con la sonrisa en la boca. Esto es destacado en las 3 referencias que han llegado hasta nosotros por parte de los organizadores, y puede verse en la foto que acompaña a esta noticia”

No comments!

lunes, 24 de marzo de 2008

16 Km.

El miércoles pasado fue festivo en Galicia así que me fui para León a comenzar la Semana Santa en casa de mis padres. En uno de esos ataques en los que se mezcla mi extraña forma de amor a la naturaleza con el aburrimiento, me dio por ejecutar una pequeña hazaña atlética. Me puse mis “celebérrimas mallas de bufón medieval” (ya conocidas por algunos de mis lectores) y mis zapatillas deportivas; me subí a mi coche y me desplacé unos 20 kilómetros hasta llegar a orillas del embalse de Villameca. Es un lugar peculiar no excesivamente bello pero tampoco feo. El suelo es de pizarra y hay pinos aleatoriamente plantados en masas irregulares en torno a la superficie del agua. Es una zona que conozco bien ya que, a parte de estar muy cerca del lugar en el que viven mis progenitores, he llegado hasta allí infinidad de veces en bicicleta en aquellos tiempos en los que tenía la buena costumbre de devorar kilómetros sobre tal infernal instrumento.

Aparqué mi coche y tracé en mi mente una ruta que fuera a la vez difícil pero realizable (todo reto debe de tener esos dos ingredientes). Inserté los auriculares de mi ipod en las orejas y comencé a correr. Como toda carrera de fondo uno comienza a buen ritmo, descansado y piensa por un instante que de aquella forma será capaz de mantener la marcha por tiempo indefinido. No obstante, llega un momento en que el metabolismo anaerobio da paso al aerobio, se te “obnubila el sensorio” y llegan los instantes de angustia y las ganas de arrojar la toalla. A mi eso me ocurre en torno a los 25 minutos de carrera. Sin embargo, hay que saber que eso pasa y que siendo mentalmente fuerte uno puede superarlo y continuar por mucho más tiempo a ese mismo ritmo que entonces parece imposible de mantener. Después comienzan los achaques osteomusculares, las rodillas se resienten y aunque la respiración es regular y rítmica hay algo que comienza a fallar dentro de ti. Empiezas a pensar en los cartílagos articulares siendo machacados sistemáticamente por los kilos de tu cuerpo, en la planta de los pies soportando la presión y en los hombros que se sobrecargan poco a poco con el peso de los brazos gravitando a ambos lados de tu eje longitudinal. La laringe se irrita por la entrada del viento helado y percibes la sequedad en la boca. Entreabres los ojos para reducir el gasto de energía. Fijas la mirada en el suelo con la esperanza de que la próxima vez que levantes la vista, el final la recta o el alto del repecho estén muchísimo más próximos, pero esto nunca ocurre. La realidad es más terca que la imaginación. Sabes que tienes que resistir y lo haces. En los últimos dos kilómetros, todo cambia. La proximidad de la meta infunde ánimos y ya no tienes miedo a gastar tus últimas reservas porque el fin está a la vista. Aceleras tu ritmo. Quieres acabar con aquello de una vez por todas. De nuevo, esa adictiva sensación del deber cumplido…

Tras una hora y quince minutos volví al punto inicial destrozado y aterido por el viento helado de la última hora de la tarde después de recorrer algo más de 16 kilómetros. El termómetro de mi coche sólo marcaba 3 grados y comenzaba a anochecer.

Os preguntaréis por qué os cuento esta estupidez. Pues porque creo que de este modo se valorará un poco más lo que tengo quiero contaros a continuación…(y juro que este post “sólo” tiene dos partes…(y que además son reales)).

Nota: Entre mañana y pasado mañana pondré algunas fotos de este recorrido.

lunes, 17 de marzo de 2008

Capítulo 4

Me fui a la cama inquieto, tembloroso, titubeante…Sospecho que las cinco cervezas que me había bebido viendo Bricomanía bien podían tener algo que ver con mi estado pero, inmediatamente, negué la evidencia (como buen borracho cuando jura y perjura que no lo está) y achaqué todo aquel estado de excitación a los extraordinarios fenómenos ocurridos aquella jornada.

Era demasiado tarde y estaba demasiado oscuro afuera para bajar a comprobar la autenticidad de mis recuerdos. Demasiados “demasiados” como para plantearse cualquier otra acción que no fuera intentar introducirse bajo el nórdico que se esfuerza infructuosamente por ocultar la totalidad de la superficie de mi colchón.

Me acosté…

“Miré al techo buscando al cielo inspiración,
y me perdí colgado en las alturas.
Por cierto, al techo no le iría nada mal,
una mano de pintura” (Serrat)

El sueño es algo realmente asombroso. Uno a veces se acostumbra a estas cuestiones fascinantes de la vida por su cotidianidad y no se da cuenta de lo excepcional de muchos fenómenos que suceden a nuestro alrededor. El hecho de que nuestro cuerpo se desconecte de la consciencia por unas horas para, de nuevo volver a la actividad es algo que bien pensado, resulta totalmente increíble. Todas las fantasías que se generan en nuestra mente en esos momentos, la fase REM, las apneas, el sonambulismo…son cuestiones que desafían el conocimiento humano. Qué profundo…

Al día siguiente me desperté dos minutos antes de que sonara la alarma de mi móvil. Hay un inquietante reloj interno que acaba por hacer innecesario el uso de los dispositivos medidores de tiempo. En realidad, los despertadores suelen servirnos más bien como medida de seguridad que complementa nuestro sistema biológico. Con ansiedad, dirigí mi vista hacia la ventana y me acerqué con cierta tensión dramática. La mañana estaba brumosa. Una de esas mañanas a orillas de la ría que anuncian que el día va a ser en realidad soleado. Realmente no pude ver nada más allá de unos metros pero se percibía mayor ruido de motores que los habituales a esas horas de la mañana…me vestí a toda prisa. Perdón, ya que hay lectoras, rectifico: me DUCHÉ y me vestí a toda prisa. Coco ya estaba esperándome en la puerta (por un día y sin que sirva de precedente. Normalmente tengo que despertarlo) y bajamos a toda velocidad.

Crucé el paso a de cebra a toda velocidad. Solté al perro y me dirigí a trote cochinero hacia la zona en la que ayer se encontraban los árboles. Inmediatamente supe por qué aquella mañana al asomarme a la ventana parecía haber más tráfico del habitual….

To be continued…..

viernes, 14 de marzo de 2008

Feismo...


Cuando esta preciosa muñeca salió de su factoría en alguna fábrica China, no se imaginó en ningún momento que iba a acabar emparedada entre bloques de cemento gris.

Algo tan macabro como esto solamente puede estar en algún museo de arte contemporáneo o ser un fruto del famoso “feísmo gallego”.

Mira que me gusta Galicia, pero hay cada terrorista del buen gusto en ella que me afloran sentimientos asesinos.

Tengo bastante más material de este tipo…seguiré soltando perlas.

P.D. Me parece que el engendro en cuestión además tiene una función de desagüe a través de su “cloaca” (véase el improvisado drenaje en la entrepierna).

miércoles, 12 de marzo de 2008

Sìn pensar

Enajenación mental transitoria…

Le hemos dicho cuatro tonterías supuestamente graciosas a la chica de la barra. Hemos discutido sobre el orden mundial…hemos alimentado nuestro ego, hemos escuchado canciones que nos han emocionado y hemos cenado pulpo a la brasa y filete de chuletón…

Ahora tecleo frases no demasiado conectadas entre si en mi ordenador antes de irme a la cama y volver a ser un ciudadano respetable mañana por la mañana….

“I want to know how does it feels behind those eyes of blue!”

Sabes que la vida es muy corta para comprometerse….toma todo tu sueño y realízalo…sabes que no queda nada en tu camino, y lanzarte.
Las esperanzas aún permancen tras esos ojos azules…

Recuerdo aquellas noches en Aberdeen. En la ciudad de granito. Visitando night clubs en busca de carne fresca. Como carnívoros sedientos de sangre. De trabajadoras manuales en busca de diversión. Sitios en los que sonaba Van Morrison y había hombres llenos de tatuajes y de esteroides. Alcohol en las venas y sentimientos en el aire. Cuando, al cierre de los locales conocíamos a cientos de mujeres que no volveríamos a ver (o si). Decenas de tipos transtornados por lo exótico. Unidos por los vapores etílicos, de la malta y la cebada. Neuronas maravillosamente atrofiadas por etanol que medían torpemente el significado de las palabras. Palabras que magnificaban el alcance de los sentimientos. Nunca te olvidaré…siempre te querré….

lunes, 10 de marzo de 2008

XY

Hago un paréntesis en mi folletín por capítulos (que espero seguir mañana si me recupero de una crisis sentimental que me afecta últimamente de forma periódica) para informar de que Gusanín es “redundante”. Es decir que, Gusanín, tiene “gusanín”.

¿Cómo ocurrió todo?

El circunspecto doctor descolgó la sonda del ecógrafo. Cubrió el campo a inspeccionar con gel como quien unta Nocilla en una rebanada de pan. Comenzó a escudriñar el área de trabajo:

- “Parece que tenemos el sexo en el ombligo”

(¿malformado?).Ah, no! Se refería al ombligo de mi hermana.

Tras unos segundos de observación llegó el veredicto.

- “Al señor de las vestiduras se le han visto las colgaduras”


Estos médicos siempre tan científicos!!!

Total que es un machito, un XY, un falócrata….

Este fin de semana ha sido demasiado fuerte: Chikilicuatre a Eurovisión , victoria en minoría del PSOE, el Madrid se coloca a 8 puntos del Barcelona y….resulta que es niño!!!

Demasiadas noticias. Tengo indigestión informativa e incertidumbre acerca de mi futuro. ¿Puede haber algo peor? Desde luego que si. Si hay algo que he aprendido es que todo es susceptible de empeorar.

En mi oficina, me están preparando una cena de despedida para el viernes día 14… ya tengo sudores fríos. Tendré que ir preparando mi discurso.

jueves, 6 de marzo de 2008

Capítulo 3

Aquella mañana fue moderadamente tranquila en mi oficina. No es que me gusten mucho este tipo de jornadas. A medida que pasa el tiempo me voy dando cuenta de que soy un tanto adicto a los problemas y que, las situaciones de “calma chicha” no me motivan. Hacen que los días me parezcan interminables y acabe con sensación de no haber cumplido mis deberes. Es el clásico complejo de culpabilidad que Don Gildo, el cura de la Iglesia de Santa María La Mayor en Benavente se encargó de inculcarnos con frases del tipo:

“Pero llegará el día del Juicio Final!!! y ese día….Dios pondrá a su derecha a los justos! Y a los de su izquierda… los condenará a la IGNOMINIA!!”

Desde luego, si hay algo que no me gustaría ser (si llegara a saber lo que significa) es ignominioso. Pienso que debe de ser una mezcla horrenda entre profuso, macilento, lacónico, plúmbeo y argentino…algo muy chungo (por la forma colérica en que Don Gildo vomitaba a aquellas palabras).

Hay curas que han marcado nuestras vidas. Yo puedo recordar a Don Ceferino (nombre que más tarde fue adoptado por uno de mis cobayas) que tenía gafas de pasta de los años 60 y representaba el estereotipo de “cura majo y progre”; Don Miguel (que vivió en Miami y pedía aplausos en medio de la liturgia con lo que aquello acababa pareciéndose más a el festival de Eurovisión que a una Misa) o Don José (alias Patato y/o Batman (por su obsesión por vestir sotana)), personaje un tanto obsesivo que llegó a llamar a la Guardia Civil porque unos chavales estaban construyendo un muñeco de nieve ante su casa que “se parecía a él”, según sus propias palabras… todos hemos tenido educadores (y no sólo religiosos) que hacen que nos sorprendamos de que no haya más asesinos en serie en nuestras estructuras sociales.

Todo esto tenía que ver con que aquella mañana fue tranquila. Al volver a casa encendí el televisor, realmente no estaba muy atento, sólo lo puse para sentirme acompañado puesto que no tengo amigos que me visiten ni vida social alguna. Recuerdo que estaban poniendo Bricomanía (sí, ese programa donde utilizan las herramientas más inverosímiles para las cosas más impensables). Os preguntaréis por qué es relevante esto. En realidad el vikingo adicto a las compras compulsivas en Leroy Merlin no es quien me importa sino, “el coletas” encargado de la sección de jardinería del programa.

Aquella tarde, el sujeto en cuestión, estaba plantando árboles. Al principio, no me percaté de ello pero….de repente, me hizo recordar una cosa…los árboles que había visto aquella mañana en el jardín ante mi casa…Si, aquel lúgubre ejército de sombras…teóricamente estaban recién plantados pero una imagen nítida se plantó en mi cabeza y entonces comprendí la razón por la cual había una sensación de desazón en mi subconsciente,

¿cómo es que la tierra no estaba removida?

Múltiples preguntas se amontonaron en la entrada de mi única neurona funcional no inhibitoria:

¿Cómo era posible aquello? ¿Me habría fijado poco? ¿Eran árboles de “atrezzo”? ¿Me estaba volviendo loco? ¿Dónde esta la niña de Rajoy? ¿Por qué el lechón cruzó la carretera? ¿A qué huelen las nubes? ¿Por qué los futbolistas no llevan bigote? ¿A qué se debe que ZP lleve las cejas a “dos aguas” como los tejados de las casas tirolesas? ¿Es el peinado de Anasagasti en realidad un homenaje al meridiano 0? ¿Qué es el mineralismo? ¿A cuanto valen los chicles de cinco pesetas?

To be continued….