jueves, 6 de marzo de 2008

Capítulo 3

Aquella mañana fue moderadamente tranquila en mi oficina. No es que me gusten mucho este tipo de jornadas. A medida que pasa el tiempo me voy dando cuenta de que soy un tanto adicto a los problemas y que, las situaciones de “calma chicha” no me motivan. Hacen que los días me parezcan interminables y acabe con sensación de no haber cumplido mis deberes. Es el clásico complejo de culpabilidad que Don Gildo, el cura de la Iglesia de Santa María La Mayor en Benavente se encargó de inculcarnos con frases del tipo:

“Pero llegará el día del Juicio Final!!! y ese día….Dios pondrá a su derecha a los justos! Y a los de su izquierda… los condenará a la IGNOMINIA!!”

Desde luego, si hay algo que no me gustaría ser (si llegara a saber lo que significa) es ignominioso. Pienso que debe de ser una mezcla horrenda entre profuso, macilento, lacónico, plúmbeo y argentino…algo muy chungo (por la forma colérica en que Don Gildo vomitaba a aquellas palabras).

Hay curas que han marcado nuestras vidas. Yo puedo recordar a Don Ceferino (nombre que más tarde fue adoptado por uno de mis cobayas) que tenía gafas de pasta de los años 60 y representaba el estereotipo de “cura majo y progre”; Don Miguel (que vivió en Miami y pedía aplausos en medio de la liturgia con lo que aquello acababa pareciéndose más a el festival de Eurovisión que a una Misa) o Don José (alias Patato y/o Batman (por su obsesión por vestir sotana)), personaje un tanto obsesivo que llegó a llamar a la Guardia Civil porque unos chavales estaban construyendo un muñeco de nieve ante su casa que “se parecía a él”, según sus propias palabras… todos hemos tenido educadores (y no sólo religiosos) que hacen que nos sorprendamos de que no haya más asesinos en serie en nuestras estructuras sociales.

Todo esto tenía que ver con que aquella mañana fue tranquila. Al volver a casa encendí el televisor, realmente no estaba muy atento, sólo lo puse para sentirme acompañado puesto que no tengo amigos que me visiten ni vida social alguna. Recuerdo que estaban poniendo Bricomanía (sí, ese programa donde utilizan las herramientas más inverosímiles para las cosas más impensables). Os preguntaréis por qué es relevante esto. En realidad el vikingo adicto a las compras compulsivas en Leroy Merlin no es quien me importa sino, “el coletas” encargado de la sección de jardinería del programa.

Aquella tarde, el sujeto en cuestión, estaba plantando árboles. Al principio, no me percaté de ello pero….de repente, me hizo recordar una cosa…los árboles que había visto aquella mañana en el jardín ante mi casa…Si, aquel lúgubre ejército de sombras…teóricamente estaban recién plantados pero una imagen nítida se plantó en mi cabeza y entonces comprendí la razón por la cual había una sensación de desazón en mi subconsciente,

¿cómo es que la tierra no estaba removida?

Múltiples preguntas se amontonaron en la entrada de mi única neurona funcional no inhibitoria:

¿Cómo era posible aquello? ¿Me habría fijado poco? ¿Eran árboles de “atrezzo”? ¿Me estaba volviendo loco? ¿Dónde esta la niña de Rajoy? ¿Por qué el lechón cruzó la carretera? ¿A qué huelen las nubes? ¿Por qué los futbolistas no llevan bigote? ¿A qué se debe que ZP lleve las cejas a “dos aguas” como los tejados de las casas tirolesas? ¿Es el peinado de Anasagasti en realidad un homenaje al meridiano 0? ¿Qué es el mineralismo? ¿A cuanto valen los chicles de cinco pesetas?

To be continued….

10 comentarios:

Ana dijo...

Jóe ... tas sembrao de preguntas ... Ingnominioso no sé ... pero el resto no lo yes ni de coña (o al menos no lo pareces).

Curas? mejor no te cuento ... me marcaron mas las monjas... por aquello de ser chica debe ser.

Muy bueno el discurso hasta llegar a la continuación y la forma de enlazarlo jajajaja.

Me gusta mucho leerte ¿te lo había dicho? ... creo que sí.

Sigo esperando

Bikiños.

Anónimo dijo...

Por fin nos has hecho caso y empezaste el libro, tiene todos los ingredientes para resultar interesante, te felicito, llegado el caso, lo das por finalizado, unos arreglillos, algunas respuestas a modo de diálolgo y ¡a la imprenta!!!, ¿ves que fácil? Continúa por ahí, todos esperando el capítulo siguiente. ¡Eres un genio, tío!!!! y encima con gracia.
Un saludo.
Anónimo II.

Jose Antonio Vallejo Serrano dijo...

Yo creo que los árboles eran de atrezzo, cuando simulas hacer una cosa al final termina siendo casi lo mismo que hacerla.

Profesor Negativo Junior dijo...

¿Cejas a dos aguas? Luis, está que se sale...

Anónimo dijo...

"El lechon cruza la carretera". Yo creo que todo es una terrible pesadilla.

Gaby dijo...

Como sufrida sobreviviente de varias escuelas de monjas, comprendo perfectamente el porque llamaste a tu cobaya Don ceferino. (Yo le puse a un hamster "Hormiga atómica", en honor a mi directora). En cuanto a que los que se encuentran a la izquierda del Señor serán condenados... Bueno, eso me parece totalmente discriminatorio para nosotros los zurdos. ¡¡¡La izquierda no es mala.!!!
Y ya para terminar: Tus cuestionamientos a tu solitaria neurona del pensamiento me parecen interesantes... Es una lástima que no tenga sabias respuestas para ellos.

VITOCHAS dijo...

¡Maestro! Qué buena saga de relatos.

De aquí hay una frase que me ha hecho reir a carcajadas: "Desde luego, si hay algo que no me gustaría ser (si llegara a saber lo que significa) es ignominioso. Pienso que debe de ser una mezcla horrenda entre profuso, macilento, lacónico, plúmbeo y argentino…algo muy chungo".

Está genial.

Tú eres de los que escriben poco, pero lo hacen con mucha calidad literaria.

Un honor que seas tú quien de vez en vez me lea a mí.

Saludos fraternos
Víctor

-- dijo...

Buenísimo!!
me dejas siempre
esperando más por
leer.

En cuanto a lo de los
chicles de 5 pesetas,
será que valen 5 pesetas?...
jaja (:

Saludazos!!!!
y espero más eh!!

Lovely dijo...

Jajajajajja, niño, realmente tenemos que hacer más vida social o nos vamos a volver tarumbas. Y me incluyo porque en estos momentos de reclusión y recogimiento cuasi monacal que estoy viviendo , preguntas como las que te asaltan obstruyen mi mente y a veces rozo la locura.

Dios, qué duras son las rupturas sentimentales!!!Pero qué buenas para practicar la autoflagelación y el autodesconocimiento rotundo de uno mismo. Creo, no sé.

Vaya, que me ha gustado mucho.

Isabel Sira dijo...

Uff, me da pereza hasta leer tantas preguntas. ¿Nos las vas a resolver todas?
Eso sí, sigo con lo de los árboles reconcomiéndome...No tardes en terminar la historia, please.