miércoles, 2 de enero de 2008

31 de Diciembre de 2007


Eran las cinco de tarde. Ataviado con mis mallas ajustadas de bufón de castillo del medievo y mis viejas zapatillas deportivas salgo de la casa de mis padres. Pongo mi cronómetro a funcionar. El sol comienza a agonizar vomitando rayos sanguíneos enrojecidos. Tomo camino a la derecha. Inmediatamente después viro a la izquierda. Parece que hay mucho barro y decido no dirigirme hacia la ribera del río, una zona sin duda mucho más húmeda.
A los 6 minutos diviso un rebaño de ovejas en mi trayectoria. Continúo mi ruta pero rápidamente pienso que pasar a su lado no es la opción más inteligente. Al ir corriendo, posiblemente acabaría llamando la atención de los perros que excitados por un objetivo móvil podrían volverse peligrosos. Así que, unos cien metros antes de llegar a dicho rebaño, vuelvo a girar a la derecha. Atravieso una finca en barbecho que presenta un firme lo suficientemente bueno como para no dificultar mi carrera. Enseguida oigo ladridos a mi espalda. Doy vuelta sobre mí y descubro cinco mastines acercándose a buen ritmo. Me doy cuenta entonces de que tendría que haber cambiado de trayectoria mucho antes. Continúo corriendo, confiando en que la distancia que nos separa los desanime en su persecución. Me alcanzan. Seguir corriendo no es una opción. Me detengo y los espero haciendo aspavientos con los brazos y gritándoles. No sé que decirles, pero sé que debo gritarles y me siento un poco ridículo por ello. Cuatro de los cinco perros se han detenido a unos 15 metros. Eso me tranquiliza un poco aunque siguen ladrando y se van abriendo en abanico a mi alrededor. Uno de ellos intenta situarse en mi flanco derecho y me voy hacia él para que esto no ocurra e intentar mantenerlos agrupados y dentro de mi campo de visión. La regla de oro es no darles la espalda nunca. Tener siempre sus bocas controladas visualmente. Más rezagada está llegando una vieja hembra gorda y negra. Tiene pelo cano en la mandíbula inferior y ladra sin parar. Se dirige a mí de un modo menos vacilante, más seguro. Nuestras miradas se cruzan y siento temor por primera vez. Tras muchos años de experiencia creo saber distinguir el fanfarroneo de los mastines jóvenes exhibiendo sus gigantescos cuerpos de molosoides de una amenaza real. El pastor en la lejanía intenta llamarlos pero soy consciente de que eso no servirá de nada. Tendré que salir de allí por mis propios medios. Miro a mi alrededor. Busco algún arma defensiva: piedras, palos…me imagino por un instante un eventual ataque y pierdo fugazmente la poca serenidad que me quedaba. Dando siempre la cara y blasfemando todo lo alto que puedo sigo retirándome de espaladas del campo de batalla. Una caída podría tener graves consecuencias. Me esfuerzo por hacer movimientos suaves, seguros. Por no mostrar debilidad en ningún momento. Dos de los perros más jóvenes acaban dándose la vuelta. Siento cierto alivio, como si los 180 kg de perro que aún permanecen ante mí con los ojos fuera de sus órbitas fueran ya un obstáculo menor para mi integridad física. Poco a poco, las cosas se van calmando. Sé que alejarse del rebaño es crítico y que no se produzca el ataque de unos de ellos también. Los perros son animales de manada. Hay que mantener controlada a la líder del grupo. Esa vieja hija de puta que me tiene cruzado en su cerebro. Intenta emprender una carrera hacia mi y yo me voy a hacia ella gritándole. Logro que detenga su ataque. Sigo avanzando. Me alejo. Conjuro el peligro y me adentro en el bosque.


Finalmente, he acabado en el río. Justo el lugar al que no quería ir. Maldigo al pastor y a sus putos perros pero al mismo tiempo sé que quien está fuera de lugar soy yo. En mi pueblo nadie corre si no tiene prisa.
Sigo mi carrera. El suelo esta empapado y hay mucho barro que se mezcla con las hojas de los chopos y forma una pasta resbaladiza. Reduzco mi zancada. Me tranquilizo y disfruto del paisaje que me rodea. Llevo ya unos 20 minutos corriendo y decido irme hacia el monte. Asciendo campo a través. El terreno está duro. Helado en las zonas de umbría y lo aprovecho porque es más fácil correr por ahí. Alcanzo una zona elevada. Desde allí puedo ver en la lejanía las torres de la catedral de Astorga, el palacio episcopal y el Teleno, la montaña sagrada de los Maragatos. Empieza a ponerse el sol justo cuando el camino comienza a hacerse más cómodo. Inicio el descenso. Suenan los acordes de “Maria Soliña” interpretada por Luar Na Lubre en mi reproductor de música. Ante mi, mi valle. Frío bajo la luz del atardecer, brumoso, precioso. Un escalofrío recorre mi espalda y me doy cuenta de lo privilegiado que soy. El río, los campos de cultivo y los pueblos forman un mosaico perfecto. Ningún paisajista lo hubiera hecho mejor que las gentes que han labrado estas tierras de manera estéticamente inconsciente.



Emprendo el camino de regreso. Unos quinientos metros antes de la llegada detengo mi marcha. Disfruto de los últimos rayos de sol que tiñen el pueblo de rojo intenso.


P.D. Las fotos son de mi pueblo pero tomadas en otros momentos como es de suponer.

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Ufff! que mal lo he pasado con los simpáticos y dulces mastines.... la verdad es que es una tipica estampa castellano-leonesa... yo siempre he tenido una relación bastante cruda con los guardianes de la majada del pueblo de mi padre que, desafortunadamente, la tenemos instalada a 50 m. de la casa de mis abuelos... dan pánico!!!
Me ha gustado mucho el relato de los hechos y sobre todo la descripción final de las vistas...
Un beso.

Juanan!! dijo...

Joder! Si casi no puedo felicitarte el año... Yo soy de esas personas que adoran a los perros, pero a los suyos, por que debe ser que expulso miedo como una tetera que se vuelven locos al olerme!

En todo caso, feliz 2008 luis.

Nils dijo...

Luis, tengo canofobia aguda desde pequeño y, como comprenderás, leer el post me ha provocado un momento phatal que he de cambiarme la ropa interior que me he meado del miedo (corre de tu cuenta la tintorería, que lo sepas, que son Aussie). Yo me hubiera muerto en esa situación, menos mal que no corro nunca, la virgen!

PD: "mallas de ajustadas de bufón de castillo del medievo", marcando paquete, no? jejeje

Ana dijo...

Diosín, como me ha arrastrado tu historia Luis.
He disfrutado el comienzo, pasado mal rato con los perros (y eso que los adoro), y tomado consciencia final de la importancia de los ratinos que podemos disfrutar simplemente observando un paisaje.
En tu pueblo nadie corre salvo que tengan prisa ... igualito que en las ciudades que habitamos ...
Besobesobeso y feliz año!

Luis dijo...

Yoly: Las majadas...esas grandes desconocidas!!!! Je, je, je...a ver si puedo subir alguna foto que ilustre la historia, esta noche intentaré buscar algo en casa. Aunque ando pelín resfriado.

Juanan: A ti te pasa con los perros como a mi con los niños. Los adoro. Pero a los mios (si algún día encuentro útero fértil de mujer que quiera que hagamos un poco de heterosis).

Nils: No es que me alegre de que te hayas meado de miedo...pero parece que leer a Poe ha dejado cierta esencia (salvando las distancias, obviamente) en mis escritos...En cuanto a lo del paquete...se hace lo que se puede y si no...¿para qué se inventaron los calcetines?

Ana: Me alegro de que mi historia te haya "arrastrado". Está contada tal y como ocurrió y la verdad es que el momento casi místico final ha sido de los mejor de las Navidades. En definitiva, salir de casa siempre es una aventura.

Gracias a todos por la visita majetes!

Anónimo dijo...

Que susto me pegué al comenzar la historia perruna. Pensaba que finalmente te habrían mordido!! Cura ese resfriado. Un beso.

Anónimo dijo...

Jo! yo teniéndote al lado y tú sin contarme lo que te había pasado. Si que vi las zapatillas llenas de barro pero lo que menos imaginé era esto... Ya sabes lo "miediqui" que soy y no me querias asustar, verdad? Pensarias: al "gusanillo" le puede afectar. PUES YA ME ENTERÉ, LISTO.
Un beso

querida_enemiga dijo...

Jolines, qué miedo. Un beso.

manijeh dijo...

Me encantó la foto en la que sale el perro. Y tu historia me dio pavor. Me he enfrentado a perros iracundos también y no sé ni como me he logrado zafar de tan peligrosas situaciones.

Un saludo y que tengas un buen inicio de año.

P.D. ¿Cómo que le vas a los Mayos??? jajaja no te creas.

Mariana dijo...

Ah, ¡pues con lo perrera que soy yo! No sé, me cuesta tenerles miedo... ando agarrando perros de la calle por todos lados, si pudiera tendría 100 en mi casa.

Me gusta mucho la forma tan precisa que le das a tus relatos. Espero que el 2008 nos des muchos de estos... ¡a mí ya me falta algo de buen rollo!

¡Que hermoso tu pueblo! Me encantaron tus fotos.

¡Besos muchos!

Mariana.

-- dijo...

Oooorale, que lo amigables que son las mascotas en ese pueblo jeje.
Sabes algo, yo veo una serie que se llama Cuentame Cómo Paso de la TVE, no sé como la consideren allá, pero a mi me ha servido mucho, la he visto desde el comienzo y siempre hablan del Pueblo, creí que ya casí no había gente que aún fuera al Pueblo, pero veo que sí y me da un gran gusto porque de verdad regresar a los inicios es una re-identificación del ser, lo que no me da gusto es la bienvenida que te dieron los caninos.
Las fotos muuuuy buenas y que bonito lugar.
Un abrazothe y de nuevo FELIZ AÑO!!

Anónimo dijo...

Pedazo fotos! Pero que maravilla!.
Preciosas de verdad... parece que estoy ahí...
Un beso

Luis dijo...

Anónimo: El resfriado ya va mejor. Gracias. Hoy estoy más animado.

Lupita: Ya te conté...ha pasado más veces.

Querida Enemiga: Más miedo pasé yo. Te lo aseguro!

Manijeh: Lo de los Mayos es complicado de explicar. En realidad el basebal me aburre...

Mariana: Gracias, haré lo que pueda.

Kathy: El concepto de "el pueblo" quizá merezca por si mismo próximamente un post por si solo. Creo que me has dado una idea. Si.

Yoli: Gracias! (cuidado, se nota demasiado que eres mi prima!! jajaajj).

Rebilated dijo...

Asi me gusta, que te tomes en serio el desafio beta de los muchachos de plutonverbenero... eso si, macho, pese a que el relato haya sido cojonudo no hace falta que te juegues el pescuezo para cumplir el reto, eso nos corresponde al prof negativo junior y a mi.

Anhorabuena por el blog, estoy leyendolo y llevo poco pero de momento me mola (es una mania que tengo, eso de leerme los bloges de principio a fin...).

Luis dijo...

Rebilated: Vaya, qué agradable sorpresa tus declaraciones en mi blog!
El desafío beta está en marcha!!!

Para quien no sepa de qué va:

http://plutonverbenero.blogspot.com

Y de paso que se lea un par de posts y se enganche!

Anónimo dijo...

Ayer no tenías fotos no?
Si no , me voy a empezar a preocupar.
Me encantan!
Besos.

Luis dijo...

No Ana, las fotos no estaban pero el relato por si solo no era lo suficientemente impactante!! Je, je, je...

Anónimo dijo...

Seguro, seguro que lo pasaste mal. Recuerdo el día que se me ocurrió parar el coche en un lugar de pinos piñoneros, para recoger algunos frutos, cuando de repetente me veo a tres Rotwailers por delante del coche, haciendo corro, mirándome fijamente y abriendo sus fauces. ¡Gracias a estar por detrás del coche!!!. En cuclillas como estaba me fui aproximando a la puerta trasera más cercana -sin perderlos de vista-, la abrí y me metí dentro, a la vez que pegaba un hondo y largo respiro. Vi mi cuerpo destrozado por esas temerosas bestias, dicen, aunque también pude morirme por falta de oxígeno(al contener la respiración. ¡Qué apurón, madre mia!!!!
Cada día me gustan más tus relatos cortos, si van acompañados de lindas fotos, mejor que mejor. Espero con impaciencia el de "tu pueblo" que será una delicia.
Un fuerte abrazo.
Anónimo II.

Anónimo dijo...

Me gustó el post sin fotos pero con fotos me encanta.

Sandra dijo...

Bravo por las fotos y por la narrativa claro, que estuvo genial!!

Y... porque los "anonimos" no se animan a dar la cara? de que temen?

Profesor Negativo Junior dijo...

Estimado Luis y Rebilated,

Así me gusta que se tome el Desafío Beta en serio.

¿Sabe lo que me costó mandar los perros por DHL?

Yo he sufrido una pequeña lesión en los turrones abdominales pero he hecho proposito de enmienda.

Aún así les recuerdo que el desafío empieza el día 10 a las 24:00. Después ya no hay vuelta atrás (en realidad si, pero les llamaremos señalaremos con el dedo y nos reiremos)