sábado, 18 de agosto de 2007

¿Me estoy haciendo mayor?

Ayer tuve un momento romántico en mi cocina. Era la primera vez que cocinaba desde hace unos cuantos meses (admitiendo que los conceptos “calentar leche”, “abrir caja de pizza”, “pedir comida a restaurante chino” o “hacer bocadillo” quedan fuera de la definición “cocinar”). Decidí retomar la costumbre con un platillo clásico a la par que simple: huevos fritos con patatas.
Busqué las patatas donde solían estar, es decir, en una bolsa bajo el fregadero. Las patatas son seres vivos y habían comenzado ya su proceso de gemación en busca de la luz. Afortunadamente algunas no se deshicieron entre mis manos al cogerlas y conservaron la consistencia suficiente para dejarse pelar y trocear. La forma en que se trocean las patatas es un hábito heredado de forma congénita. Fíjate en como las cortas tu y en cómo lo hacía tu madre. Seguro que coincide. Yo creo que hay un gen en el cromosoma 17 que codifica para este comportamiento pero a falta de una demostración científica nos conformaremos con la empírica.
Recuperé un aceite desnaturalizado, posiblemente lleno de benzopirenos, radicales libres y otro “mix” de sustancias carcinogénicas y lo puse en la sartén.
El proceso de fritura es muy personal. En mi caso, comienzo con un fuego más bien intermedio-alto para que se vayan cociendo un poquito para terminar en un final apoteósicamente abrasador y producir así un endurecimiento externo de la patatita en cuestión. De este modo es posible lograr lo que yo llamo “patata frita Frankenstein”, de apariencia dura, pero con tierno corazón de fécula.
Cuando están en su punto, se extraen con una espumadera y, antes de que se enfríen se salan al gusto (y lo mejor es que tu gusto se adapte a como quiera que queden porque nunca quedan como pretendes, asi que es mejor asumirlo desde el principio).
Lo de los huevos fue más dramático. Son huevos caseros. De unas gallinas a las que mi padre inspecciona diariamente haciéndoles una palpación rectal de la cloaca en busca de un huevo en formación. Aquella gallina que es encontrada más de 2 días consecutivos sin hallarse en proceso de elaboración de un huevo, es inscrita en un Registro Oficial de Gallinas Ponedoras Desertoras de su Condición (ROGPDC). Cuando el Número de Huevos Encontrados Cada Mañana (=NHECM) es igual o inferior al Número Total de Gallinas Ponedoras menos 1. Entonces, la gallina ponedora que lleva mayor número de inscripciones en el Registro Oficial de Gallinas Ponedoras Desertoras de su Condición (ROGPDC) es destinada a otras funciones culinarias o no (espíritu para caldo, elaboración de embutidos (e.g. jamón serrano de gallina curado), consumo en fresco, exportación al extranjero en forma de liofilizado de gallina o se la manda a un curso de reciclaje como gallina vigilante jurada de seguridad privada).
Desgraciadamente, pese a toda esta reglamentación a nivel productivo, los huevos que tiene mi padre (los de sus gallinas, quiero decir) no tienen fecha de caducidad establecida por lo que su consumo, y más en mis circunstancias, siempre supone un riesgo a nivel sanitario. Pero bueno, no iba a echarme atrás por un inconveniente tan estúpido. Decidí que sometiendo los huevos a un tratamiento térmico lo suficientemente fuerte en intensidad y prolongado en el tiempo conseguiría matar cualquier Salmonella viable en el citado ovoproducto. Total que los freí.

Cuando terminé, lo puse todo (huevos y patatas) en el mismo plato sobre la encimera de la cocina y de ahí, lo trasladé a la mesa.

Me senté frente a mi manjar y, justo en aquel momento se me saltaron las lágrimas de la emoción.

P.D. Bueno, quizá no fuera por eso, sino porque en la tele estaban poniendo un parto humano. Y, me pareció tan bonito! ¿Me estaré haciendo mayor?

9 comentarios:

Pinche Vieja dijo...

Yo no parto las papas igual que mi mamá.... ni como mi hermana. Soy un fenómeno?

Ysip, te estás haciendo bien ruquísimo para comer viendo un parto puaj.

Ps ahí nos estaremos leyendo. Saludos!!

Luis dijo...

Pinche vieja....después de leer tu blog me parece que eres un fenómeno independientemente de que partas las papas como tu madre o no!!
Nos leemos!

Chuspi dijo...

jajajaja !!!

muy buena esa reflexion sumamante empírica dentro de una cocina, rodeado del aceite, el fairy ( q no falte ) y las mondas de esas gustosas patatonas que luego has engullido !!
por cierto, he aprendido mucho acerca de los huevos ( los caseros digo, no los de tu padre, jajajaja !!! )
por cierto, podías haber dicho, que la receta te la sugirió una que andaba por ahí.....jajaja !!!!

Luis dijo...

Por "imperativo legal" digo lo siguiente: "la receta me la sugirió una que andaba por ahi...". He dicho. :)

Bito dijo...

Lo de las patatas fritas tiene su receta: se ponen a fuego lento unos diez minutos. Luego se sacan y se dejan escurriendo hasta que se enfrían, y después se echan en fuego a tope.

Entonces quedan perfectas. Con un sabor inimaginable.

Digo, por si te entra otro ataque de cocinillas.

Anónimo dijo...

Vaya, vaya pero que ambientazo, no? esto se va animando, ves? el problema que en general siempre nos da un poco de pánico llevar la batuta... pero todo lo malo es empezar.
Huuuummm pero que pintaza tiene el platito! Enhorabuena (aunque me da en la nariz que es una "foto robada" jeje) noooo, no es que dude de tu capacidad para que, en tu estreno, te queden tan bien preparaditos, ni mucho menos... es que... no me suena la vajilla!, no es de tu estilo! jeje
Respecto a lo de hacerte mayor querido Luis... aunque me duela en el alma ser portadora de tan fatídica noticia... (alguien tiene que hacerlo y mejor que sea de la familia) he de comunicarte que SI!!! pero tranquilo, es ley de vida, un mal común generalizado a toda la humanidad... pero a todo se acaba adaptando uno... Animo, yo se que tu puedes!

Anónimo dijo...

Mira Luis: Yo no se si te estas volviendo viejo, pero de que eres valiente, bueno hombre eso que ni hablar... mira que comerte los huevos y las papas después de toda la explicación de como llegaron a tu plato... No cualquiera.

Chuspi dijo...

Gracitas por reconocer parte de esos méritos...jajaja :!!!!!

Pimkie dijo...

. La forma en que se trocean las patatas es un hábito heredado de forma congénita. Fíjate en como las cortas tu y en cómo lo hacía tu madre. Seguro que coincide. Ja! Ojalá! ya me gustaría a mí tener la destreza de mi madre para pelar patatas...